martes, 22 de septiembre de 2015

¿Que paso con la adoración? A.W.Tozer

LA ADORACIÓN EN LA IGLESIA CRISTIANA

Yo sé tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
Así por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.
Porque dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad: y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
Te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para que te cubras, y no quede al descubierto la vergüenza de tu desnudez: y unge tus ojos con colirio, para que veas.
Yo reprendo y corrijo a todos los que amo: sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Al que venza, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 3:15-22


Las iglesias cristianas han llegado al peligroso tiempo predicho hace tanto tiempo. Es una época en la que nos podemos dar palmaditas en la espalda y felicitarnos unos á otros, unirnos al coro: «¡si somos ricos, nos hemos enriquecido, y de ninguna cosa tenemos necesidad.
Desde luego, es cierto que apenas si nos falta algo en nuestras iglesias hoy en día... excepto lo más impor­tante. Estarnos carentes de la ofrenda genuina y sagrada de nosotros mismos y de maestra adoración al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En el mensaje de Apocalipsis, el ángel de la iglesia de Laodicea recibe esta acusación y este llamamiento (3:17. 19):
Dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad... Yo reprendo y corrijo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.

Mis propias lealtades y responsabilidades están y siempre estarán con las iglesias fuertemente evangélicas, creyentes en la Biblia y que dan honra a Cristo. Nos hemos proyectado adelante. Estamos edificando grandes iglesias y congregaciones. Nos jactamos de elevadas normas y hablamos mucho acerca del avivamiento.

Pero quiero hacer una pregunta, y no es mera retó­rica: ¿Que le ha sucedido a la adoración?
La contestación de muchos es: "Somos ricos y no tenemos necesidad de nada. ¿No dice esto algo acerca de la bendición de Dios?

¿Sabías que el célebre filósofo Jean-Paul Sartre que es tan citado, describe su dirigirse a la filosofía y a la desesperación como un apartamiento de una iglesia secularista? Dice: «No reconocí en el Dios atrayente que me enseñaban a aquel que estaba esperando por mi alma. Yo necesitaba un Creador: ¡me dieron un gran negociante!»
Ninguno de nosotros está tan preocupado como debiera por la imagen que verdaderamente proyectamos a la comunidad que nos rodea. AI menos, no cuando profesamos pertenecer a Jesucristo y seguimos fallando en exhibir Su amor y compasión como debiéramos.
Los cristianos fundamentalistas y «ortodoxos» hemos ganado la reputación de ser «tigres», grandes luchadores por la verdad. Nuestras manos están llenas de callos por los guanteletes de bronce que hemos llevado al golpear a los liberales. Por causa del significado de nuestra fe cristiana para un mundo perdido, estamos obligados a mantenemos por la verdad y a contender por la fe cuan­do ello es necesario.

Pero hay un camino mejor, incluso en nuestros tratos con los liberales en fe y en teología. Podemos hacer mucho más por ellos asemejándonos a Cristo que lo que podemos hacer batiéndolos en la cabeza, en sentido figurado, con nuestros nudillos.

Los liberales nos dicen que no pueden creer la Biblia. Nos dicen que no pueden creer que Jesucristo fue el unigénito Hijo de Dios. Al menos, la mayoría de ellos son honrados acerca de ello. Por otra parte, estoy seguro de que no vamos a hacer que doblen la rodilla maldiciéndolos. Si somos conducidos por el Espíritu de Dios y si mostramos el amor de Dios que este mundo necesita, nos transformamos en «santos atrayentes».

Lo extraño y maravilloso acerca de esto es que los santos verdaderamente atrayentes y amantes ni siquiera conocen su atractivo. Los grandes santos del pasado no sabían que eran grandes santos. Si alguien se lo hubiera dicho no lo hubieran creído, pero los que estaban a su alrededor sabían que Jesús estaba viviendo Su vida en ellos.
Creo que nos unimos al grupo de los santos atrayentes cuando se nos hacen claros los propósitos de Dios en Cristo. Nos unimos a este grupo cuando comenzamos a adorar a- Dios por ser Él quien es,
A veces los cristianos evangélicos parecen confusos e inciertos acerca de la naturaleza de Dios y de Sus propó­sitos en creación y redención. En tales casos, los pre­dicadores son a menudo los culpables. 

Sigue habiendo predicadores y maestros que dicen que Cristo murió para que no bebiéramos, no fumáramos y no fuéramos al teatro, ¡No es para asombrarse que la gente esté confundida! No es para asombrarse que se habitúen a recaer cuando tales cosas son las que se les presenta como la razón para la salvación.
¡Jesús nació de una virgen, sufrió bajo Poncio Pilato, murió en la cruz y resucitó de la tumba para transformar a los rebeldes en adoradores! Lo ha hecho todo de gracia. Nosotros somos los que recibimos de ella.

Puede que esto no suene a dramático, pero es la reve­lación de Dios y el camino de Dios.
Otro ejemplo de nuestros pensamientos erróneos acerca de Dios es la actitud de tantos de que Dios es ahora un caso caritativo. Como si fuera un encargado frustrado que no puede encontrar ayuda suficiente. Como estando junto al camino pidiendo cuántos vendrán en su ayuda y comenzarán a hacer Su obra.

¡Ah, si tan sólo recordáramos quién El es! Dios nunca realmente nos ha necesitado. ¡A ninguno de nosotros! Pero nos imaginamos que sí nos necesita, ¡y hacemos de ello una gran cosa cuando alguien acepta "trabajar para el Señor»!
Todos debiéramos estar dispuestos a trabajar para el Señor, pero es una cuestión de gracia de parte de Dios. Tengo la opinión de que no deberíamos preocuparnos por trabajar para Dios hasta que hayamos aprendido el significado y el deleite de adorarle Un adorador puede trabajar con calidad eterna en su trabajo pero un obrero que no adora está sólo apilando madera, paja y hojarasca para el tiempo en que Dios abrase el mundo.

Me temo que hay muchos cristianos profesantes que no quieren oír tales declaraciones acerca de su «activo programa de trabajo», pero es la verdad. ¡Dios quiere llamamos de vuelta a aquello para lo que nos creó: a adorarle y a gozar de Él para siempre! Es así, por una profunda adoración, que llevamos a cabo Su obra.

Oí a un presidente de una universidad decir que la Iglesia está «sufriendo una fiebre de amateurismo».
Cualquier persona inexperta, impreparada, inespiritual y vacía puede iniciar algo religioso y encontrar abun­dancia de seguidores que le oirán, y pagarán y promo­verán su causa. Podrá llegar a hacerse muy evidente que la tal persona, para empezar, jamás había oído de Dios.
Estas cosas están sucediendo a nuestro alrededor porque no somos adoradores. Si estamos verdadera­mente entre los adoradores no estaremos malgastando el tiempo en proyectos carnales o mundanos.

Todos los ejemplos que tenemos en la Biblia ilustran que la adoración feliz, devota y reverente es el empleo norma de los seres morales. Cada atisbo que se nos da del cielo y de los seres creados por Dios es siempre un atisbo de adoración y de regocijo y alabanza por cuanto Dios es quien es.
En Apocalipsis 4:10. 11, el apóstol Juan nos da un claro retrato de los seres creados alrededor del trono de Dios. Juan habla de la ocupación de los ancianos de esta manera:

Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
Señor, eres digno de recibir la gloria y el honor y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
Puedo decir con certeza, en base a la autoridad de todo lo que está revelado en la Palabra de Dios, que cualquier persona, hombre o mujer en esta tierra, que se siente aburrida y repelida por la adoración no está lista para el cielo.
Pero casi puedo oír decir a alguien: «¿Se estará Tozer apartando de la justificación por la fe? ¿No hemos oído siempre que somos justificados y salvados y en nuestro camino al cielo por la fe? Os aseguro que Martín Lutero nunca creyó en la justificación por la fe con más fuerza que yo mismo. Creo en la justificación por la fe. Creo que somos salvos por la fe en el Hijo de Dios como Señor y Salvador.

Pero en la actualidad hay una cualidad automática, mortífera, acerca de ser salvo. Y me preocupa mucho. Digo una cualidad «automática». «Póngase una canti­dad de fe como una moneda en la ranura, baje la palanca y saque la pequeña tarjeta de la salvación. Póngala en su cartera, y ¡ya se puede ir!»
Después de esto, el hombre o la mujer pueden decir: «Sí soy salvo.» ¿Cómo lo sabe? «Puse la moneda en la ranura. Acepté a Jesús y firmé la tarjeta.»

Muy bien. No hay nada intrínsecamente malo fir­mando una tarjeta. Puede ser algo de ayuda para saber quién ha hecho una indagación.
Pero la verdad, hermano y hermana, es que hemos sido traídos a Dios y a la fe y a la salvación para que adorásemos a Dios en contemplación arrobada. No veni­mos a Dios para ser cristianos automáticos, cristianos de corte, cristianos hechos con un molde.

Dios ha dado Su salvación para que podamos ser, individual y personalmente, vibrantes hijos de Dios', amar a Dios con todo nuestro corazón y adorándole en la hermosura de la santidad.
Esto no significa, ni lo estoy diciendo, que debamos adorar a Dios todos de la misma manera. El Espíritu Santo no obra mediante la idea o fórmula preconcebida de nadie. Pero sí sé esto: cuando el Santo Espíritu de Dios viene entre nosotros con Su unción, nos conver­timos en un pueblo adorador. Para algunos esto puede ser difícil de admitir, pero cuando estamos verdade­ramente adorando y contemplando arrobados al Dios de toda gracia, de todo amor y misericordia y de toda verdad, puede que no nos quedemos lo suficientemente quietos para agradar a todos.

Leo la descripción de Lucas de las multitudes en aquel primer Domingo de Ramos:
Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos comenzó a alabar con alegría a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo:
¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!
Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él res­pondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callan, las piedras clamarán (19:37-40).

Dejad que os diga dos cosas aquí.
Primero, no creo que sea necesariamente cierto que estamos adorando a Dios cuando hacemos mucho ruido. Pero no es infrecuente que la adoración sea audible.
Cuando Jesús entró en Jerusalén presentándose como el Mesías hubo una gran multitud, y mucho ruido. Es indudable que muchos se unieron en los cánticos y en la alabanza que nunca habían aprendido a cantar afinando. Cuando se tiene un grupo de gente cantando donde sea, uno sabe que algunos no entonarán bien. Pero éste es el punto central de su adoración. Estaban
En segundo lugar, quisiera advertir a los que están revestidos de cultura, que son quietos, que se dominan a sí mismos, calmados y sofisticados, que si se sienten embarazados en la iglesia cuando algún feliz cristiano dice «¡Amén!», puede que estén realmente necesitando algo de iluminación espiritual. Los santos adoradores de Dios en el Cuerpo de Cristo han sido frecuentemente un poco ruidosos.

Espero que hayas leído algunos de los devocionales dejados por aquella vieja santa inglesa, Lady Julián, que vivió hace más de 600 años.
Escribió un día que había estado meditando acerca de cuan excelso y sublime era Jesús, y, sin embargo, cómo Él mismo suple la parte más humilde de nuestro deseo humano. Recibió tal bendición dentro de su ser que no se podía dominar. Lanzó un grito y alabó a Dios en voz alta en latín.
Traducido, habría salido algo así como «¡Bien, gloria a Dios!»

Ahora bien, si esto te turba, amigo, puede ser porque tú no conoces el tipo de bendiciones espirituales y deleite que el Espíritu Santo está esperando dar entre los santos adoradores de Dios.
¿Te has dado cuenta de lo que dijo Lucas acerca de los fariseos y de su petición de que Jesús reprendiera a Sus discípulos por alabar a Dios a grande voz? Sus normas rituales probablemente les permitían musitar las palabras «¡Gloria a Dios!», pero realmente les apenaba oír a alguien decirlas en voz alta.

Jesús les vino a decir a los fariseos: «Están hacien­do lo correcto. Dios mi Padre. Yo y el Espíritu Santo debemos ser adorados. Si los hombres y las mujeres no me adoran, ¡las mismas piedras clamarán mis alabanzas!
Aquellos fariseos religiosos, pulidos y alisados y vuel­tos a pulir, se habrían muerto de impresión si hubieran oído a una roca dar una voz y alabar al Señor.

Bien, nosotros tenemos grandes iglesias y hermosos santuarios, y nos unimos en el coro de «De nada tenemos necesidad». Pero hay todas las indicaciones de que nece­sitamos adoradores.
Tenemos muchos hombres dispuestos a sentarse en nuestras juntas de iglesia que no tienen deseo de gozo ni radiancia espiritual, y que nunca se presentan en las reuniones de oración de la iglesia. Éstos son hombres que a menudo toman las decisiones acerca del presu­puesto de la iglesia y de los gastos de la iglesia, y adonde irán los adornos en el nuevo edificio.
Éstas son las personas que gobiernan la iglesia, pero no puedes conseguir que vayan a la reunión de oración, porque no son adoradores.

Quizá no creas que ésta es una cuestión importante, pero esto, por lo que a mí respecta, te pone al otro lado. Me parece que siempre ha sido una terrible incon­gruencia que personas que no oran y que no adoran están sin embargo dirigiendo muchas de las iglesias y, finalmente, decidiendo la dirección que van a tomar.
Quizá nos hiera muy de cerca, pero deberíamos con­fesar que en muchas «buenas» iglesias dejamos que las mujeres oren y los hombres voten.
Debido a que no somos verdaderamente adoradores, pasarnos mucho tiempo en las iglesias sólo rodando las ruedas quemando la gasolina, haciendo ruido, pero no llegando a ninguna parte.
¡Oh, hermano! ¡Oh, hermana! Dios nos llama a adorar, pero en muchos casos nos dedicamos a un entrete­nimiento, sólo a la zaga de los teatros.

Ahí es donde estamos, incluso en las iglesias evan­gélicas, y no me importa deciros que la mayoría de las personas que decimos estamos tratando de alcanzar nunca vendrá a la iglesia a ver un montón de actores amateurs exhibiendo un talento de andar por casa.
Os lo digo: Fuera de la política, no hay ningún otro campo de actividad que tenga más palabras y menos hechos, más viento y menos lluvia.
¿Qué vamos a hacer acerca de esta maravillosa y her­mosa adoración a la que Dios nos llama? Antes preferiría adorar a Dios que hacer otra cosa que yo sepa en todo este ancho mundo.
No intentaré siquiera deciros cuántos himnarios están apilados en mi estudio. No puedo cantar media­namente bien, pero esto no es cosa que le importe a nadie. ¡Dios me considera un astro de la ópera!
Dios me oye mientras le canto los viejos himnos franceses traducidos, los viejos himnos latinos traduci­dos. Dios me escucha cuando le canto los viejos himnos griegos de la iglesia de Oriente, así como los hermosos salmos en metro y algunos de los más sencillos cánticos de Watts, Wesley y el resto.

Quiero decir que preferiría adorar a Dios que hacer cualquier otra cosa. Puede que contestes: -Si adoras a Dios no haces nada más.»
Pero esto sólo demuestra que no has hecho tus debe­res. La parte hermosa de la adoración es que te prepara y capacita para lanzarte a las cosas mas importantes que se deben hacer para Dios.
¡Escúchame! Prácticamente cada gran acción hecha en la iglesia de Cristo remontándonos hasta el apóstol Pablo fue hecha por personas ardientes con la radiante adoración de su Dios.
Un examen de la historia de la iglesia te demostrará que fueron los ardientes adoradores los que también vinieron a ser los grandes obreros. Aquellos grandes santos cuyos himnos cantamos tan tiernamente eran activos en su fe hasta el punto de que tenemos que asombrarnos de cómo pudieron hacerlo todo.

Los grandes hospitales surgieron de los corazones de hombres adoradores. Las instituciones mentales sur­gieron de los corazones de hombres y mujeres adora­dores y compasivos. Deberíamos decir también que allí donde la iglesia ha salido de su letargo, levantándose de su sueño y en las mareas del avivamiento y de la reno­vación espiritual, siempre los adoradores estaban detrás de ello.
Cometeremos un error si sólo nos refrenamos y de­cimos: «Pero si nos damos a la adoración, nadie hará nada.»

Al contrario, si nos damos al llamamiento de Dios a adorar, cada uno hará más de lo que está haciendo ahora. Sólo que lo que él o ella hagan tendrán signifi­cancia y sentido. Tendrá la cualidad de la eternidad en sí: será oro, plata y piedras preciosas, no madera, paja y hojarasca.
¿Por qué deberíamos estar callados acerca de las ma­ravillas de Dios? Deberíamos unirnos felices a Isaac Watts en uno de sus himnos de adoración:

Bendice, alma mía, al Dios viviente,
llama de vuelta tus pensamientos que vagan en redor.
Que todos los poderes en mí se unan
En obra y culto divino de adoración.
Bendice, alma mía, al Dios de gracia. Sus favores demandan tu más suma alabanza. ¿Por qué las maravillas que Él ha obrado Se han de perder en silencio, olvidadas?
Que toda la tierra Su poder confiese. Que toda la tierra Su gracia adore. Los gentiles, con los judíos, se unirán En obra y culto divino de adoración.
No puedo hablar por ti, pero quiero estar entre los adoradores. No quiero ser simplemente parte de alguna gran maquinaria eclesiástica donde el pastor le da a la manivela y la máquina va. Ya lo sabes: el pastor ama a todos, y todos le aman a él. Tiene que hacerlo. Le pagan para esto.


Quisiera que pudiéramos volver a la adoración.

Entonces, cuando la gente entre en la iglesia se dará cuenta en seguida de que han entrado entre personas santas, el pueblo de Dios. Podrán testificar: «En verdad Dios está en este lugar.» 

UNA MARCADA TENDENCIA A LAS SENSACIONES


                                                     Por Simón Desjardins

Sin duda, la persona que comenzó la vida cristiana se ha embarcado en la gloria más grande que un mortal puede  experimentar, la cual supera con creces la que puede vivenciar una vida no regenerada, pues mientras esta se mueve por lo tangible, la primera se ve afectada por lo espiritual.
Creo que todos sabemos lo que se ofrece en el ámbito de lo físico, de lo visible. Pero ¿Qué sucede en el mundo espiritual? ¿Cuántas cosas experimentan aquellos cristianos que se introducen más allá del velo de lo efímero?

En referencia a esta categoría de experiencias, el apóstol Pablo escribe: "Yo vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor: Conozco a un hombre en Cristo, que hace, ya sea de catorce años en el cuerpo, no lo sé; si fuera delcuerpo, no lo sé, Dios lo sabe, el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé un hombre, ya sea en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar

Estas son las palabras de un hombre que había cruzado los límites impuestos por las sensaciones. Él vio y oyó, y lo que percibió lo dejó asombrado.

Más allá de las sensaciones del cuerpo.
Obviamente, la experiencia del apóstol fue una progresión asombrosa que lo condujo a la gloria. Esto es lo que produce la adoración, la reverencia hacia lo divino y el estar encantados con Dios. Porque si nuestros sentidos corporales en ocasiones nos pueden sumergir en experiencias fascinantes, ¿Qué pasa con la realidad eterna capaz de tocar no sólo el cuerpo sino también el alma y el espíritu
Hace varias décadas AW Tozer escribió un folleto titulado “Adoración: La joya perdida de la Iglesia. Élexplica la naturaleza de la adoración y sostiene que casi ha desaparecido de nuestras congregaciones. Uno puede estar de acuerdo o diferir con la evaluación de Tozer, pero una cosa parece fuera de toda duda: Se observa muy poca profundidad espiritual en la mayoría de los cristianos. Esto explica por qué tanto esfuerzo en invertir en cosas que tocan los sentidos corporales. La iglesia ha llegado a tenerun glamour sin precedentes, una exagerada tendencia a incorporar aquello que provoca sensaciones diametralmente opuestas a la verdadera espiritualidad.
Imperceptible pero real

No estoy insinuando que nuestras reuniones deben ser hostiles a lo corporal o natural, como la música agradable o la agudeza intelectual.  Pero intentar adornar todo eclipsa  lo sustancial y es totalmente contraproducente. Existe una vida profunda en Dios que produce verdadero gozo, incluso en un calabozo frío como Pablo y Silas. Se trata de una vida que contrasta con la predisposición a lo fascinante. Una vida que convierte en un lugar de placer el cuarto de oración. Los que pueden llegar a vivirla tendrán una expectativa constante. Incluso mientras duermen su corazón estará despierto (Cantar de los Cantares 5: 2), a la espera, en vigilancia de la manifestación de lo que parece imperceptible, pero es real.

Otra tendencia alarmante es nuestro estado espiritual presente que hace hincapié en esa clase de espiritualidadque se puede visualizar y experimentar de una manera sensacional. Ya sea que estas manifestaciones sean genuinas o no, no tiene que ser el foco principal de atención. ¿Por qué hacemos tanto énfasis en este aspecto de la vida cristiana? ¿Por qué los cristianos quedamospasivos ante las necesidades de un mundo agonizante y a la vez tan entusiastas con encuentros emocionales pero sin trascendencia?

Tal vez es el momento de preguntarnos: ¿Qué ganamos al entretener cristianos -y en ocasiones a pecadores, como si el objetivo fuera hacer que se sientan un poco mejor de su estado aletargado?
Fascinar o transformar

Existe un llamado movimiento espiritual que tiene poco que ver con la espiritualidad genuinaJesús, por causa de este tendencia sensacionalista de la gente, dejó muchos afuera cuando resucitó a la hija de Jairo, a excepción de Pedro, Santiago y Juan, y al padre y a la madre de la niña. Seguramente sabía que entretener a la gente hubiera sido poco productivo. Actualmente vemos más fascinación que  transformación.

La persona que se adhiere al cristianismo para encontrar una mera sensación seguramente encontrará aburrimiento y decepción, pero el que se inclina con sinceridad, rindiéndose al Anciano de Días en total reverencia seguramente experimentará una vida plena y la gloria celestial, ese lugar donde solamente Jesús nos puede llevar.

sábado, 12 de septiembre de 2015

UNA OPTICA ACERCA DEL DIVORCIO Y EL RECASAMIENTO (2) - OSCAR MARCELLINO


DATOS BIOGRAFICOS:

Papias: (60-130 DC): Obispo de Hierápolis en Frigia. Ireneo dice que era un hombre de la época
primitiva, oyente de Juan (el apóstol) y compañero de Policarpo (70-155DC). Escribió una obra de
cinco tomos, “Explicación sobre sentencias del Señor”. Sobreviven de ella solo algunos fragmentos,
principalmente en Ireneo y Eusebio de Cesarea. Para componer esta obra reunió tradiciones no
escritas que consiguió de los ancianos (presbíteros), de personas asociadas con los apóstoles, incluso
Aristión y Juan el anciano en Asia y de las hijas de Felipe el apóstol o el evangelista en Hierápolis.
Ireneo (125-200 DC): Obispo de Lyón. Probablemente oriundo de Esmirna, donde de joven
escuchó a Policarpo, estudió y enseñó probablemente en Roma antes de trasladarse a Lyón.
Pertenece casi a los “Padres Apostólicos”. Por medio de Policarpo tenía, según su opinión, contacto
con la generación apostólica y con la tradición de los Ancianos.

Orígenes(185-254 DC): Teólogo alejandrino - La mayor parte de lo que de su vida sabemos se
halla en Eusebio> Fue uno de los Padres Griegos de la Iglesia, director de la escuela catequística de
Alejandría y Cesarea, escritor de miles de obras. Se lo considera uno de los primeros críticos
textuales de la Biblia; uno de los primeros en formular una declaración sistemática de fe y uno de los
primeros comentaristas de la Biblia. Fue eficaz apologista, siendo precursor del movimiento
monástico.

Eusebio de Cesarea (265-339): Padre de la historia de la Iglesia. Nació en Palestina de familia
humilde, discípulo de Pánfilo. Fue elegido obispo de Cesarea, alrededor de 314. En el concilio de
Nicea encabezó el partido moderado, presentando el primer borrador del credo. Autor fecundo, sus
historias son muy notables. La más famosa es su Historia Eclesiástica, el único documento sobre los
primeros siglos del cristianismo.
Jerónimo (345-419 DC): Erudito y traductor de las Escrituras, autor de La Vulgata, traducción
de los idiomas originales al latín común. Fue muy versado en los idiomas de la Biblia y considerado
como uno de los doctores de la Iglesia.

Está perfectamente probado que Jesús no dijo la palabra Porneia. Ello hace necesario un
estudio profundo de su posible significado; sobre todo corriendo el peligro de hacernos
cómplices de pecados ajenos. Es imprescindible considerar la expresión aramea o hebrea que
dio origen a la traducción griega como Porneia.

LA PALABRA ZENUTH
Con este cometido señalo en primer lugar, una interpretación católica de Mateo 5:32 y 19:9 que
se encuentra en el Diccionario católico de información bíblica y religiosa, contenido en la edición
Barsa de la Biblia, traducida de los textos primitivos por Mons. Juan Straubinger; dice en referencia
al divorcio:
“En el Evangelio de Mateo hay dos pasajes, los cuales han causado muchas controversias acerca
de la enseñanza de Jesús sobre este punto. Ambos pasajes afirman la ley absoluta de la
indisolubilidad del matrimonio, pero al mismo tiempo agregan algunas expresiones restrictivas, así
expresadas: “salvo por causa de fornicación “. Ahora bien, estas restricciones que parecen limitar la
ley general según lo expresa el evangelio de San Mateo, no dan lugar a ninguna posibilidad para la
disolución del matrimonio válido, si se quiere entender su verdadero sentido.

El primer evangelio, originalmente escrito en arameo y luego traducido al griego, estaba dirigido
a los cristianos de habla aramea, y por lo tanto contenía algunas distinciones pertinentes a la
prohibición del divorcio formulada por Jesucristo, que pueden entenderse mejor a la luz de aquel
idioma, que fue también la lengua materna del Señor. Un ejemplo de los malos resultados que se
originan por la mala interpretación del idioma arameo puede observarse en la práctica de las iglesias
Anglicana y Ortodoxa que, apoyándose en estos textos, permiten el divorcio por motivo de adulterio.

De las interpretaciones católicas acerca de los pasajes de San Mateo5:32 y 19:9, la más satisfactoria
es la que propuso originalmente en el siglo pasado el exégeta F. Patrizi; recientemente fue
desarrollada por José Bonsirven a la luz de los estudios rabínicos, y fue ulteriormente aclarada por
Alberto Vaccari (1955). Según esta interpretación, en los pasajes mencionados Jesús habla del
divorcio en un sentido peculiar, pues los judíos no tenían la palabra equivalente a “separación” (la
cual no da ningún derecho a casarse). Lo que las modernas versiones traducen “adulterio” o
“fornicación”, en la terminología rabínica se indica con el término zenuth, y designa propiamente el
concubinato que deriva de un matrimonio inválido. Muchos casos de zenuth se mencionan en la
literatura rabínica, uno de los cuales es el matrimonio dentro de ciertos grados de parentescos
prohibidos por la Ley mosaica(Lev. 18:7-18). Mientras los pueblos paganos del mundo grecoromano
admitían tales uniones, entre los judíos se consideraban incestuosas. La palabra griega por
“fornicación” usada en el texto de Mateo 5:32, para traducir el término zenuth, la aplica también
San Pablo al matrimonio inválido de un cristiano corinto con la viuda de su propio padre (1 Cor.
5:1).

Otro punto importante, destacado por el padre Vaccari en la solución del problema presentado
por estos pasajes, debe tenerse en cuenta: también en arameo, así como en el hebreo del Antiguo
Testamento y en griego, no existe la palabra esposa para designar a la mujer casada, y la palabra
“mujer” indica tanto a la esposa como a cualquier mujer con la cual un hombre podría convivir (en
concubinato). Por lo tanto cuando Jesús restableció la indisolubilidad del matrimonio, agregó la
expresión restrictiva que se refería a una unión inválida, a fin de evitar toda ambigüedad para gente
vivía en esa clase de “matrimonio” y podía aprovechar de la indisolubilidad del vínculo para
continuar a vivir con esa clase de “mujer” (concubina).

Los dos párrafos mencionados, si se quiere conservar el sabor arameo del texto original, podrían
traducirse de esta manera: “Quienquiera que repudie a su mujer, si no se trata de una unión
inválida, se hace causa de que se comete adulterio con ella” (Mat. 5:32); “ Mas Yo os digo, quien
repudia a su mujer, salvo el caso de una unión inválida, y se casa con otra, comete
adulterio”(Mat.19:9).

El moderno lector de la Biblia, para quién tan exacta formulación puede parecer quisquillosa,
debe tener en cuenta que antiguamente en el Cercano Oriente se había desarrollado una forma
literaria tradicional según la cual toda ley, para que fuera observada, tenía que ser expresada. La Ley
mosaica sigue esta norma. De la misma manera, al referir las palabras de Jesús, San Mateo adopta la
misma forma que, a nosotros, tal vez parezca rara (todo el Sermón de la Montaña, Mat 5-7, tiene
muchas analogías con la Ley de la Alianza (Exo. 12-23). Así como toda ley bien elaborada enuncia
las eventuales excepciones a la norma general que promulga, igualmente el Evangelista incluye en
la Ley absoluta y universal de que ningún hombre puede divorciarse, la salvedad de un
matrimonio inválido”.

Este criterio es compartido por los traductores protestantes de La Biblia de Estudio “Dios
Habla Hoy”, que traducen Mateo 5:32 del modo siguiente:
“Pero yo les digo que si un hombre se divorcia de su esposa, a no ser en caso de una unión
ilegal, la pone en peligro de cometer adulterio. Y el que se casa con una divorciada comete
adulterio”

El pasaje de Mateo 19:9 lo traducen como sigue:
“Yo les digo que el que se divorcia de su esposa, a no ser en el caso de una unión ilegal, y se
casa con otra, comete adulterio”
En los comentarios pertinentes, la Biblia de Estudio dice: “Probablemente esta palabra designa,
tanto aquí como en Mateo 19: 9 y en Hechos 15: 20; 29., el caso de los matrimonios prohibidos
por la Ley: Lev. 18: 6-18; Num.25:1.
En ambos pasajes de Hechos traducen matrimonios prohibidos y comentan la probabilidad de
que estas prohibiciones se refieran a cuestiones rituales, entre ellas los matrimonios prohibidos por la
Ley de Moisés, como incestuosos.

La palabra porneia se usa en este sentido en 1 Corintios 5:1: “de cierto se oye que hay entre
vosotros fornicación , y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno
tiene la mujer de su padre. La mayoría de los interpretes consideran que se trata del concubinato con
su madrastra. Jamieson- Fausset- Brown, en el Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia
Tomo II El Nuevo Testamento dicen que no se emplea la palabra adulterio sino porneia porque no
era un matrimonio legal sino un concubinato, porque ni en la ley romana, griega o judía hubiera sido
permitido este estado. Significado de incesto que no de adulterio; unión ilegal, concubinato que
deviene de un matrimonio prohibido por la ley.

Teniendo en cuenta estos argumentos concluimos que el término Porneia se refiere al
concubinato producto de un matrimonio prohibido y que por lo tanto debe romperse. Por ello
la cláusula de excepción en lugar de autorizar el divorcio y el recasamiento, lo que hace es
anular los matrimonios prohibidos y las uniones ilegales. A mi entender procedemos de
acuerdo a la voluntad de Dios cuando denunciamos como adulterio a las uniones ilegales y esto
no debe modificarse por ninguna razón.

DEFINICION BIBLICA DE LA PALABRA ADULTERIO

Debido a que en algunas argumentaciones se dan a las palabras adulterio y fornicación varios
significados y en algunos casos se confunde fornicación con adulterio, hago los siguientes
comentarios:
a) Jesús distingue como pecados diferentes la fornicación y el adulterio. Ello esta claro
en la citas de Mateo 5:32, Mateo 15:19, Mateo 19:9 y Marcos 7:21, por ejemplo en Mateo 15:19
dice: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las
fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
b) El Nuevo Testamento distingue como pecados diferentes la fornicación y el
adulterio: 1 Corintios 6:9”No erréis; ni los fornicarios, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que
se echan con varones,”.

Como vemos en este pasaje se distingue Pornos (Fornicario) de la homosexualidad y de los que
son afeminados. Otros pasajes son Gálatas 5:19, Hebreos 13:4
a) En Romanos 7:3 esta definido el concepto bíblico de adulterio:
“Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido
muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”.
Concluimos que no podemos dar a la palabra porneia de la cláusula de excepción todas las
significaciones abstractas que tiene la palabra. Respetando las reglas hermenéuticas de la
interpretación contextual .deberíamos considerar como adulterio principalmente el concepto definido
en Romanos 7:3., lo cual excluye categóricamente darle a porneia el significado de adulterio porque
si Jesús que distinguía ambos términos, hubiese querido señalar el adulterio, habría utilizado
la palabra correcta y dicho “salvo por causa de adulterio”. Por otro lado esto concuerda con
las reglas de la lingüística y de la economía del lenguaje, ya que cuando nos expresamos
utilizamos los términos específicos y técnicos correspondientes.

JESUS RESTABLECIO LA INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO

Una tercera consideración es que Jesús restableció el matrimonio a su dignidad primitiva,
insistiendo en la indisolubilidad del vínculo matrimonial, promulgada por el creador al principio de
la historia humana, al declarar:: “Por tanto, lo que Dios junto, no lo separe el hombre” Mateo
19:6, Marcos 10:9.
La expresión “ningún hombre lo separe” se refiere particularmente a Moisés, anulando la
posibilidad del divorcio por él autorizada; ya que la afirmación contundente de Jesús fue expresada
en respuesta a la pregunta de los fariseos ¿ Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio y
repudiar?.
Esta no es una aseveración caprichosa, sino una posibilidad de exégesis de los pasajes de Mateo
19: 1-12 y Marcos 10:1-12 que procuraré esbozar a continuación.
Ambos pasajes presentan una diferencia de redacción que es necesario resaltar. En Mateo Jesús
rechaza el divorcio, basándose en la Ley de Institución del Matrimonio ( Génesis 2:24); y son los
adversarios los que apelan a la ley de Moisés, como objeción al principio establecido por Jesús,
puesto que esa ley autorizaba el divorcio.

Según Marcos, al contrario, Jesús es quien empieza apelando a la ley de Moisés y como ella
aparece favorable a los fariseos, Jesús explica su motivo, la “dureza del corazón” para finalmente
restablecer la ley creacional. Lo que deseamos resaltar es que el fondo de la enseñanza es el
mismo: “Jesús rechaza el divorcio, recordando el designio primitivo de Dios, quién creó un
hombre y una mujer para que para que fuesen hechos un solo ser en una unión indisoluble”.

En estos pasajes Jesús establece que el marco de referencia para resolver y considerar los
problemas matrimoniales es la Ley Creacional de Génesis 2:24 y desautoriza absolutamente las
opiniones humanas, incluyendo las de Moisés. Por lo tanto los argumentos divorcistas, basados
en la carta de repudio, deben ser dejados de lado en el estudio de la problemática, lo mismo
ocurre con las opiniones humanistas contemporáneas.
Como un aporte más hago referencia a que el Apóstol Pablo, cuando se refiere al matrimonio en
la epístola a los Efesios, concuerda con la enseñanza de Jesús, ya que coloca en la base de su
argumentación la Ley Creacional (Efesios 5:30-32). Es lógico pensar que todos los consejos del
apóstol tienen el marco de la ley creacional del matrimonio especialmente los pasajes de
Romanos 7: 1-3, 1 Corintios 7:10-11 y 7:39 donde prohibe terminantemente el divorcio y
recasamiento.

EL MATRIMONIO ES SIMBOLO DE LA UNION MISTICA DE CRISTO CON LA
IGLESIA.

El apóstol Pablo revela en Efesios 5:32, que el matrimonio reproduce la perfecta unión de Cristo
y su Iglesia y debe ser indisoluble como su prototipo.
Pablo lo expresa como un gran misterio, una verdad profunda que no podía ser descubierta por la
sabiduría humana y que no es otra que el significado místico del matrimonio como símbolo de la
unión de Cristo con la Iglesia.

Jamieson, Fausset y Brown dicen en sus comentarios sobre Efesios 5:31, pagina 489 :
“La propagación de la Iglesia de parte de Cristo, como la Eva de Adán, es el fundamento de la
unión espiritual entre Cristo y la Iglesia. El matrimonio natural, cuando deja el hombre a su padre ya
su madre, y se allega a su mujer, no es la cosa principal indicada aquí, sino el matrimonio
espiritual, representado por aquél y sobre el cual se apoya, que tuvo efecto cuando Cristo dejó el
seno del Padre para tomar para sí la iglesia de entre un mundo perdido; el V. 32 prueba esto. A su
madre terrenal como tal, él la tiene en consideración secundaria como comparada con su esposa
espiritual (Lucas2: 48-49; 8:19-21; 11: 27-28). Y nuevamente dejará la morada del Padre para
completar la unión (Mateo 25: 1-10, Apocalipsis 19:7). Y serán dos en una carne. En el
matrimonio natural, el esposo y la esposa combinan los elementos del ser humano perfecto; siendo
el uno incompleto sin la otra. Así Cristo, Dios hombre se complace en hacer de la iglesia, el cuerpo,
un adjunto necesario a él, , quien es la cabeza. Él es el arquetipo de la Iglesia, de quién y según
quién, como modelo ella es formada. Él es su cabeza , así como el esposo es cabeza de la esposa
(Romanos 6:5; 1 Corintios 11:3; 15:45). Cristo nunca permitirá que poder alguno le separe a él
de su esposa, pues están unidos indisolublemente (Mateo 19:6; Juan; Juan 10: 28-29; 13:1).
Este misterio grande es”.

Un símbolo posee la sacralidad, la esencia, la santidad, alcance y durabilidad de lo que
representa. Así como nadie podría concebir a Cristo repudiando a su Iglesia, en el matrimonio
natural ello tampoco es posible, porque mancharía la santidad de aquello que simboliza. Pablo
revela en Efesios capítulo 5 el misterio de la Ley Creacional, el significado espiritual del matrimonio
y su razón de ser: “ representar la unión mística de Cristo con la Iglesia”.
El Antiguo Testamento, ejemplifica una relación similar entre Jehová e Israel, claramente
expresada por el Libro de Oseas. La vida del profeta se convirtió en el mensaje. Dice al respecto la
Biblia de estudio Plenitud: “Oseas se casaría con una mujer impura (una mujer fornicaria), la amaría
de verdad y tendría hijos con ella, e iría tras ella y la haría regresar cuando se extraviara. En suma ,
Oseas debía mostrar, a través de su amor por Gomer, la clase de amor que Dios sentía por Israel”
página 1056.

En la aplicación de esta afirmación dice: “Dios es el único ejemplo perfecto de amor. Cuando
Dios contrae matrimonio con su pueblo, hace votos de fidelidad, ofrece una relación ordenada,
un trato justo, amor verdadero, ternura, seguridad y continúa revelándose a si mismo( 2:19-20) “
En casos de adulterio el cónyuge inocente debería seguir el ejemplo del Señor, tal cual lo
ejemplifica Oseas y si no es posible la reconciliación; quedarse sin casar, hacerse eunuco por
causa del Reino de los cielos en una ofrenda y martirio viviente, a fin de sostener la Ley Moral
y honrar el significado místico del matrimonio.

UNA OPTICA ACERCA DEL DIVORCIO Y EL RECASAMIENTO (1) - OSCAR MARCELLINO


INTRODUCCION;
En este tema es muy difícil esbozar argumentos que en 2000 años de historia no se hallan esgrimido; intento en estas breves reflexiones explorar algunos caminos no tan transitados, con la intención de afianzar nuestra convicción acerca de la indisolubilidad del matrimonio. Parto del presupuesto que Dios nos reveló hace treinta años una visión del Fundamento Apostólico, que otorgó a nuestro movimiento un sentido profético y restaurador de la verdad evangélica. Por convicción creo que tal visión no debe ser modificada en ninguno de sus puntos; el orden de Diospara la familia y la indisolubilidad del pacto matrimonial son pilares donde descansa el concepto del Evangelio del Reino y de la estructura de la iglesia, sobre todo, cuando entendemos el significado espiritual revelado por Pablo en la epístola a los Efesios: “El matrimonio representa la unión mística de Cristo con la iglesia”.
Consideraré aspectos hermenéuticos referidos a la cláusula de excepción y al significado de
Porneia. Presentaré una posible exégesis de Mateo 19: 6 y finalmente voy a referirme al significado
místico del matrimonio.

SIGNIFICADO DE PALABRAS INDIVIDUALES
Muchas de las tesis divorcistas se apoyan en la interpretación de la palabra Porneia,
considerándola etimológicamente y con escaso sustento en el marco contextual. Se hace necesario
por esto mismo, reflexionar sobre la peligrosidad de elaborar argumentos y doctrinas; solo en base a
una palabra. Para ilustrarlo hago referencia a algunos principios de Hermenéutica .
Tomás de la Fuente afirma en su libro “Claves de interpretación bíblica”, al referirse al
significado de palabras individuales, los siguientes principios:
a) Las palabras no siempre se traducen fácilmente de un idioma al otro. Lo que permite
que las palabras se traduzcan no es que tengan equivalencias exactas, sino que cada
palabra tenga su área de significado. Por esto, las palabras usadas en alguna
traducción de la Biblia en cualquier idioma, no representan necesariamente el sentido
exacto de las palabras del texto original. . Tampoco siempre incluyen todo lo que las
palabras del texto bíblico significaban en el idioma original. Algunas personas han
dicho que sin un conocimiento amplio de los idiomas bíblicos, nadie debe
considerarse intérprete de la Biblia. Aunque esta afirmación es claramente una
exageración, encierra una verdad importante: ”Que es preciso entender el
significado de las palabras originales”

b) Hemos señalado el valor de conocer la composición de las palabras originales; es
decir su etimología. Pero no debemos interpretar las palabras usando solo su
etimología, porque tiene sus peligros. Mickelsen nos recuerda que el significado de
las palabras cambia muchas veces, y ya no es el mismo que tenía originalmente. No
es posible afirmar que el significado de las palabras usadas en los textos bíblicos
sea el mismo que indica su etimología.

c) Hay palabras que, en su traducción, carecen del sentido vivo que tienen en el idioma original.
Esto sucede porque las ideas asociadas con ellas entre los antiguos no nos llegan trasmitidas
con una simple traducción.

d) En la investigación del sentido original de las palabras, debemos notar que algunas eran usadas
en un sentido limitado o especial, según la región o la época de la historia. Este sentido especial
se llama el uso local; o según los gramáticos, el usus loquendi. Es preciso investigar hasta que
punto el uso local afectaba las palabras griegas, así como las palabras usadas en la traducción.
Esto se hace estudiando los pasajes donde estas palabras se emplean. A veces una misma
palabra tiene varios significados, y el sentido se debe determinar examinando el contexto.

Aun así, no es siempre claro en cuál de varios sentidos el autor la ha usado.
a) Algunas palabras tienen algún uso especial en la Biblia. Su significado debe ser averiguado
por el estudio de los varios lugares donde se encuentran.. Una misma palabra tendrá varios
significados, según el escritor la usó en un determinado texto. No siempre será claro en cuál
sentido lo usó el escritor.

b) El intérprete debe acostumbrarse a investigar siempre el sentido de las palabras en los
textos que interpreta.
E.P. Barrows D.T. en su libro: “ Normas de interpretación bíblica”, en el capítulo sobre
principios generales hace la siguiente referencia referida al griego del Nuevo Testamento:
El estilo del Nuevo Testamento no es ni clásico ni bárbaro; sus características se ajustan
estrictamente a la historia de su origen. Su base no es el griego de Platón o Jenofonte, sino el
dialecto común llamado Helenista, que nació en la época de Alejandro Magno. En el uso judaico este
dialecto griego recibió un colorido hebreo.
Los escritores apostólicos hicieron que el idioma griego expresara ideas completamente extrañas
a la concepción de los autores paganos más cultos; ideas que solo eran parcialmente conocidas de las
religiones hebrea y cristiana, y que en parte eran peculiares al cristianismo. Semejante cosa sólo se
podía realizar dando a los términos ya existentes un nuevo y más elevado significado, por lo que
estos términos adquirieron un carácter técnico que era completamente desconocido a los autores
clásicos. El uso simplemente, a menudo es insuficiente para determinar el significado de una
palabra en un pasaje particular; porque en el uso corriente puede tener dos o tres significados.

En tal caso, el intérprete debe valerse de todas las ayudas, sobre todo de la luz que arroja
sobre cualquier pasaje su contexto a fin de conocer el verdadero significado del término que se
usa.
Ya hemos dicho que en el uso que de ellas se hace en el nuevo testamento, muchas palabras
tienen una significación técnica. Y no tenemos libertad de determinar, al azar, estos significados
técnicos, o de acuerdo con opiniones preconcebidas.
En la página 23 expresa: “Interpretar sin tener en cuenta el contexto, es interpretar
descuidadamente; interpretar en contradicción con el contexto, es enseñar la falsedad”
Luis Berkhof en el libro “Principios de interpretación bíblica” afirma que en el estudio de las
palabras por separado, la cuestión más importante no es la de su significado etimológico, ni siquiera
el de los diversos significados adquiridos gradualmente. El punto esencial es su sentido particular en
relación con el pasaje en que ocurren. El intérprete debe determinar si las palabras son usadas allí en
su sentido general o particular, y si son empleadas en forma literal o figurada.

El intérprete debe proceder bajo los siguientes principios:

a) El lenguaje de la escritura debe ser interpretado según su significado gramatical. Su
proposición o declaración ha de ser determinado por las palabras que en ella se emplea.

b) Cada palabra solo puede tener un significado fijo, en conexión con el pasaje. Ocurre con
frecuencia que todas las significaciones que tiene una palabra abstracta le son atribuidas
en cualquier pasaje en que ocurren. Tal modo de proceder debe ser condenado como
puramente arbitrario.
Podemos dar un ejemplo con la palabra griega Sarks que puede significar:1) Como la parte sólida del
cuerpo excepto los huesos. (Lucas 24:39)-2) Toda la sustancia del cuerpo , cuando es sinónima de
soma (Efesios 2:15)-3) La naturaleza humana dominada por el pecado (Romanos 7:25)-4 ) La
naturaleza animal o sensual del hombre (Juan1:13).

Si un interprete atribuyera todos estos significados a la palabra Sarks que figura en Juan 6:53,
atribuiría con ello pecado a Cristo.

a) Las definiciones o explicaciones que los mismos autores dan a sus palabras, constituyen la
explicación más apropiada.
b) Los pasajes paralelos constituyen también una ayuda importante.
Es posible que ni la etimología de una palabra, ni la conexión en que se halla, sean suficientes
para su significado exacto; en este caso es de gran importancia estudiar los pasajes paralelos, en los
cuales la misma palabra se encuentra en una conexión semejante, o con referencia al mismo asunto
general. Cada pasaje debe, por supuesto, ser estudiado en su propia conexión. Páginas 81 a 101.
En las actuales teorías de la recepción, por ejemplo las de Jauss (Estética de la Recepción), se
habla de la participación activa del receptor en la interpretación de los textos y se concluye que hay
tantas lecturas como lectores. La vieja cuestión de a que responde un texto literario o una obra de
arte, y por qué en una determinada época fue entendido de una manera y después de otra, exige algo
más que la reconstrucción del horizonte de expectativas intra literario implicado por la obra,
necesita de una historia de la recepción, es decir, de un análisis de las expectativas, normas y
funciones extra literarias proporcionadas por el mundo real y por el receptor; su propia cosmovisión,
el mundo real, la situación en ese momento; elementos que constituyen el horizonte de
expectativas extraliterario. La conjunción de ambas expectativas conducirán a la interpretación
realizada por el participante activo. Por supuesto no será la única respuesta posible, ya que el
carácter estético de un texto, consiste en la pluralidad de interpretaciones posibles.

Concluyo diciendo que muchos de los argumentos esgrimidos para dar a la palabra Porneia
el sentido de adulterio en referencia a la cláusula de excepción, no tienen en cuenta estos
principios, por lo que a mi entender proporcionan un sustento débil a la carga de la prueba.
En un contexto plagado de preconceptos, intenciones, ideologías y presiones sociales acerca del
divorcio y el recasamiento, es casi imposible interpretar objetiva y gramaticalmente los textos
bíblicos. Señalo que percibo claramente el peligro que corremos de interpretar falsamente
debido a razones humanistas legalizando y autorizando un pecado que la escritura condena.

JESUS NO DIJO PORNEIA

Una segunda consideración es que muchas de las interpretaciones de la cláusula de excepción se
basan en una palabra que Jesús nunca empleó. Esta afirmación puede ser probada teniendo en
cuenta la formación del Canon Bíblico y datos de la historia; hago referencia a las mismas:
En el comentario del Nuevo Testamento de Luis Bonnet y Alfredo Schoeder encontramos
testimonios sobre el origen del evangelio de Mateo que extractamos:
“Mateo – nos dicen los más antiguos escritores eclesiásticos – después de haber predicado el
evangelio a los hebreos y antes de dirigirse a otras naciones, escribió un evangelio para los judíos
en lengua aramea” - Tal es el testimonio de Papias (Eusebio, III 39), de Ireneo (EusebioV 8), de
Orígenes (Eusebio VI 25), y de Eusebio mismo ((Eusebio III 24).
Ireneo repite en varias ocasiones que Mateo escribió su evangelio para los hebreos y en lengua
hebrea, “a fin de probar a su pueblo que el Mesías había nacido de David”.
Orígenes dice de este libro:” El primer evangelio escrito es el evangelio según Mateo que fue
primero publicano, luego apóstol de Jesucristo; el dió este evangelio a aquellos de entre los judíos
que habían creído, componiéndolo en lengua hebrea””
En otra parte dice: “Así, por Mateo, que es el primero de todos, ha sido dado el evangelio a los
creyentes de la circuncisión”.

Eusebio refiere como un hecho universalmente admitido, que “Mateo, después de haber
predicado desde luego a los hebreos, estando a punto de irse al extranjero, dio por escrito, en la
lengua del país, el evangelio que es según él”
Jerónimo dice: “Mateo publicó en Judea un evangelio en lengua hebrea, sobre todo para
aquellos de entre los judíos que habían creído en Jesús”.
Queda, pues, comprobado por el testimonio unánime de la antigüedad cristiana que el
primer evangelio fue escrito en hebreo o en el dialecto arameo de la época.
Papías, obispo de Hierápolis en Frigia, en la primera mitad del siglo II (muerto en el año 165),
escribió un libro titulado: “Exposición de los oráculos del Señor”, para cuya composición había
recogido con cuidado todos los datos que le suministraban los hombres de su tiempo que habían
hablado con los apóstoles. En él dice de Mateo que había reunido los oráculos del Señor, y que
cada uno los interpretaba o los traducía como podía”.

Jerónimo, parece conocer el original arameo de Mateo y atestiguar por lo menos que aún existía
en su tiempo y de sus referencias se desprende que nuestro evangelio griego es la traducción exacta,
hecha por mano desconocida, de un original arameo, redactado por el apóstol Mateo. Bonnet y
Schoeder señalan que algunos críticos cuestionan estas conclusiones, pero no apoyan tales
argumentos.

Podemos concluir que el evangelio de Mateo fue escrito en arameo entre los años 42 y 50
después de Cristo y fue traducido más tarde al griego. Se ve claramente que estaba dirigido
principalmente a los judíos de Palestina por las innumerables referencias al Antiguo Testamento y a
las prácticas, costumbres, y tradiciones del país. Ello explicaría el porqué, solo Mateo contiene la
cláusula de excepción referida a los matrimonios incestuosos prohibidos por la Ley.