lunes, 15 de junio de 2015

¿Que manejo hacemos de nuestro tiempo? G. Klainerman



INTRODUCCION
El costo del discipulado tiene que ver con “tomar la cruz y seguirle”.
Debemos entender que la implicancia práctica de esto, no es ir y “morir físicamente” por Jesús, sino, que la implicancia espiritual y práctica de esto es “ir y vivir por y para Jesús”.

Ahora ¿Qué es vivir para Jesús?

Vivir para Jesús es dar nuestro tiempo a Jesús.

Dar todo nuestra vida a Jesús tiene ver con “dar todo nuestro tiempo a El”.

Es por esto, que el manejo del tiempo es muy importante si es que queremos realmente pagar el precio de ser discípulos y responder al llamado que tenemos.


Efe 5:15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
Efe 5:16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Efe 5:17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

ACLARACION
1)
Si bien yo quiero enfatizar a “obreros” de usar “tiempo para la obra” no quiero que dejemos de ver que toda nuestra vida es de Jesús, que todo nuestro tiempo es de Jesús y que todo lo que hacemos es para El.
Recordemos, que no caminamos sobre el paradigma del “Secularismo” (división entre lo secular y lo espiritual) sino que en el Reino de Dios todo lo que hacemos es espiritual y es para la Gloria del Señor.
Cuando nos levantamos, cuando hacemos el devocional, cuando descansamos, cuando trabajamos, cuando estamos con la familia, cuando vamos a algún lado, cuando vamos a discipularnos o a discipular, cuando vamos a ver a un contacto o a estar con un amigo”. En todas estas cosas y en todas las cosas, debemos saber que lo hacemos para la Gloria del Señor y que todo es parte de dar nuestra vida para Cristo, de dar nuestro tiempo a Cristo.

No solo la obra es nuestra responsabilidad ante el Señor, sino también nuestra propia espiritualidad, nuestras relaciones familiares, el sustento del hogar y el cumplir con las responsabilidades, etc.

2)
Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.
Entendamos que la Iglesia debe “sin ser del mundo”, “estar en el mundo”.
La Iglesia, sus miembros no pueden romper con el mundo y seguir siendo testimonio.
Descuidando nuestras responsabilidades (trabajar, cubrir nuestras familias, etc.) no vamos a agradar a Dios y tampoco vamos a brillar en medio de la sociedad.

Dios nos tiene que ayudar a responder a esta premisa y ver como usamos el tiempo con sabiduría para que podamos cubrir todos los frentes.

EL TIEMPO ESPECÍFICO PARA LA OBRA

(2Cor 8.10-15)
2Co 8:10 Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado.
2Co 8:11 Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis.
2Co 8:12 Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.
2Co 8:13 Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez,
2Co 8:14 sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad,
2Co 8:15 como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos.

Este pasaje habla de la generosidad al ofrendar. El pasaje está relacionado con “la actitud y la acción de dar (en este caso dinero)”.

Podemos darle un giro al pasaje y sacar algunos principios de “la actitud y la acción de dar TIEMPO PARA LA OBRA”.

Cuatro principios

  1. (vs.13-15) ESPÍRITU DE EQUIPO.

“La obra del ministerio”, “la gran comisión”, “el avance del Reino”, “el avance del P.E.D.” está en manos de todos y no de algunos. Esto implica que nadie debe tomar más responsabilidad de la que le compete o de la que puede, pero que tampoco nadie puede eludir la responsabilidad que le toca.

Lograremos ser efectivos si trabajamos juntos,
cada uno aportando su “granito de arena”.

Algunos podrán dar más, otros podrán dar menos, según el tiempo y la etapa de la vida en la que se encuentren. Pero entre todos, como Cuerpo de Cristo podemos dar mucho y lograr “mucho fruto para Dios”.

Este espíritu de equipo tiene que servirnos para que todos juntos, vayamos tras un mismo objetivo. En cuanto a la generosidad, este pasaje nos habla de “suplir las necesidades y de que haya igualdad”.
En cuanto al tiempo que dedicamos específicamente para la obra podemos decir que “el objetivo que trabajando entre todos lograremos será CALIDAD – UNIDAD – CANTIDAD”.

  1. (vs.11-12) DAR CONFORME A LO QUE TENGO Y NO A LO QUE NO TENGO.

En cuanto a la generosidad sería “cantidad de dinero”. Sentir el peso de ser generoso con el dinero que tengo y no con el que no tengo.
En cuanto al “tiempo para la obra” sería: CANTIDAD DE TIEMPO QUE PUEDO APARTAR PARA LA OBRA.

Como dijimos al principio “toda nuestra vida es de Cristo”. Todo nuestro tiempo lo dedicamos a El. No solo cuando oramos y predicamos estamos dando nuestro tiempo a Dios, sino que siempre y en todo lo que hacemos estamos viviendo para Dios.
Pero si bien esto es así, debemos ser conciente que:

Parte de nuestro tiempo, de nuestro día, de nuestra semana, lo debemos separar específicamente para “ir y hacer discípulos”.

Es como con los bienes materiales. Si bien “todo lo que tengo es de Dios”, parte de lo que tengo, lo debo disponer inteligentemente y organizadamente para que sea utilizado por la Iglesia para las cosas que hagan falta. Me refiero a diezmo y ofrendas.
Si no es así, corremos el riesgo que sabiendo y proclamando que todo lo que tengo es del Señor, seamos escasos en nuestra generosidad.

Lo mismo sucede con el tiempo. Todo mi tiempo es para el Señor, pero la pregunta es: ¿Que tiempo específico de la semana daré para su obra?

Debemos responder esta pregunta concretamente teniendo en cuenta “las dos caras de la moneda”.
Una cara”:
En la búsqueda de responder esta pregunta debemos tener en cuenta y cuidar, que a la hora de “separar tiempo para la obra” no descuidemos nuestras otras responsabilidades como pueden ser nuestra propia espiritualidad y nuestras familias.

El principio que estamos viendo nos lleva a equilibrarnos.
No debemos hacer la obra sobre las cenizas de nuestra espiritualidad y de nuestra familia.

Da según lo que tienes, no según lo que no tienes”.
No debes dar el tiempo que no tienes.

La otra cara”:
También, del otro lado de la moneda, debemos enfatizar que:

Sí debemos dar según lo que tenemos”. “Dar, según el tiempo que sí tenemos”.

Aquí debemos ser sabios y procurar:
- Recortar lo más posible lo “vano”.
- Ordenarnos y proyectar lo más posible (agenda).

Preguntas útiles:
- ¿Qué espacio de los días de mi semana puedo usar para la obra?
- ¿Cómo puedo ganar más tiempo para esto?
- ¿Cómo voy a organizar ese tiempo?

  1. (1Cor 16.1-2) SER ORDENADOS Y PLANIFICAR.

Si bien este pasaje también habla de la generosidad, nos sirve para lo que estamos hablando.
El pasaje nos dice que “según hayamos prosperado apartemos un dinero cada semana”.
La utilidad práctica para nosotros, según lo que estamos hablando, podría ser: “SEGÚN LAS ACTIVIDADES QUE TIENES, APARTA UN TIEMPO ESPECÍFICO PARA LA OBRA”.

Todos deberíamos llegar a cubrir bien las siguientes áreas:
- Espiritualidad.
- Familia.
- Trabajo.
- Obra.

Debemos tener fe y ordenarnos para poder llegar a cubrir todo esto, según el momento de la vida en que cada uno se encuentra.

Nuestro desafío HOY
En medio de una sociedad que nos presiona, en medio de tantas exigencias, en medio del ataque que hay a la familia. etc. Aún en medio de todo esto, no debemos descuidar que los únicos que pueden llevar el mensaje del evangelio somos nosotros. No podemos eludir esta responsabilidad.

Lo que quiero enfatizar es que esta responsabilidad la tenemos que tomar como Iglesia. Esta responsabilidad la tenemos que tomar entre todos. “Sacerdocio de todos los santos”.
Nadie se tiene que recargar con la obra de tal manera que “haga agua” en las otras áreas de su vida.
Debemos cuidarnos entre nosotros para que esto no pase.

El planteo, el desafío que tenemos es que cada uno “cada semana invierta un tiempo para hacer la obra. Este tiempo debe ser específico y conforme a sus posibilidades.

EL DESAFÍO ESTÁ MÁS EN LA “CALIDAD DEL TIEMPO” Y NO EN LA “CANTIDAD DE TIEMPO” QUE INVERTIMOS PARA LA OBRA.

Si cada uno da “lo que tiene” y ocupa “específicamente y ordenadamente ese tiempo” para predicar, visitar contactos y discipular nuevos convertidos, entre todos podremos hacer mucho.

No quiero dejar de enfatizar otra vez la importancia de “no dar lo que no tenemos”. O sea, “no hacer demás”.
Si hacemos de más vamos a errar y no vamos a poder lograr que “en el tiempo” haya CALIDAD – UNIDAD – CANTIDAD.
¿De que le servirá al hombre ganar a otros si termina perdiéndose a si mismo, o perdiendo a los suyos?”

  1. (vs.10-11) LLEVAR A CABO. SER CONCRETOS.

Estos versículos hablan de “querer” y de “llevar acabo”.
¿Querés todo esto? ¿Entendemos que tenemos que ser buenos mayordomos con nuestro tiempo?

Si decimos que SI, entonces tomemos decisiones. Seamos concretos. No seamos “oidores olvidadizos, sino hacedores de la obra”.

PROPUESTA PRÁCTICA

“Seamos buenos árboles que dan buenos frutos”.
“Si somos buenos árboles daremos buenos frutos”.

  1. Reforcemos por todos los medios nuestra espiritualidad (vida devocional).
- Velemos unos por otros por esto. Velemos por esto en las relaciones de discipulado y “compañerismo”.
  1. Reforcemos las relaciones FAMILIARES y de CUERPO.
- Que la familia tenga su tiempo y que nuestra edificación a través de las coyunturas también.

  1. Velar por la economía.
- Que no haya necesidades. Que haya orden. Estar procurando “buenos trabajos”.
  1. No ser “amigos del mundo”.
- Cuidado con el materialismo y el hedonismo.

  1. PLANIFICAR CONCRETAMENTE QUE HACER CON EL TIEMPO LIBRE QUE PUEDO UTILIZAR PARA LA OBRA
- Procurar con sacrificio usar el máximo de tiempo posible, con el mayor esfuerzo posible y de la mejor manera posible.

Por eso es necesario que te levantes “tomes tu cruz”. Por eso es necesario que vivas tu vida, que des tu tiempo con sabiduría al Señor.

Gabriel Klainerman

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.