viernes, 6 de diciembre de 2013

LA ÚLTIMA CARTA DEL APÓSTOL PABLO - Jorge Himitian


INTRODUCCIÓN

Pablo escribe esta carta desde la prisión. Es su segundo encarcelamiento en Roma (1.8: … preso suyo… / 2.9: … sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor…).

Su primer encarcelamiento en Roma está registrado en Hechos 28. En esa oportunidad había escrito las epístolas a los Efesios, Filipenses, Colosenses y a Filemón. En su primer encarcelamiento Pablo tenía el pálpito que sería liberado (Fil.1.19-26). Y así sucedió.

Pero esta vez escribe otra cosa. Por eso muy probablemente este fue su último encarcelamiento. “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano” (4.6).

¿Qué les escribirías a tus discípulos si estuvieras preso y supieras que es tu última carta?

En esta epístola, más allá de advertirle del carácter perverso que tendrán algunos hombres en los postreros días, a los cuales aconseja evitar (cap.3), es fácil observar que Pablo le hace a Timoteo, su hijo espiritual y colaborador, tres grandes apelaciones:
I.   Llamado a la evangelización
II.   Llamado a transmitir fielmente la palabra de Dios.
III. Llamado a ser esforzado en el ministerio

Pablo se pone como ejemplo de lo que le pide a Timoteo al escribirle (4.7):

HE PELEADO LA BUENA BATALLA,
HE ACABADO LA CARRERA,
HE GUARDADO LA FE

¿Cuál es la batalla que Pablo peleó?
¿Cuál es la carrera que completó?
¿Qué significa haber guardado la fe hasta el final?

En el desarrollo del tema podemos encontrar estas respuestas.

I. LLAMADO A LA EVANGELIZACIÓN

El primer llamado que hace a Timoteo es a la evangelización.

1.6-11:
6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego (anazopureo) del don (carisma) de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,
9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 10 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, 11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles.

4.1-5:
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

El primer tema que Pablo aborda frontalmente al escribirle a Timoteo es la EVANGELIZACIÓN. Pablo era un apóstol. Una de las principales funciones de un apóstol es evangelizar. Su pasión es llegar a nuevos lugares, predicar, hacer discípulos, plantar nuevas iglesias, formar obreros, levantar pastores, estabilizar la obra, y seguir a otros lugares. Pero Pablo es conciente que está al final de su carrera. “El tiempo de mi partida está cercano”. Su primera preocupación es que la acción evangelizadora, la extensión del reino, no se detenga.

Timoteo era un colaborador de Pablo, un delegado apostólico, tenía un ministerio translocal y sobrepastoral. Lo había enviado a Éfeso (1ª. Epístola) a ordenar que algunos no enseñaran diferente doctrina, a reconocer nuevos pastores, a atender los problemas de la iglesia, a enseñar la sana doctrina… Pero existe un peligro: Que los quehaceres de la iglesia lo atrapen tanto que se olvide de la evangelización.

Cuando ya existe una iglesia o varias es muy fácil involucrarse tanto en la atención de los discípulos que uno llega a descuidar la evangelización. La evangelización no es tarea del evangelista únicamente, es la misión de toda la iglesia; de todos y cada uno de los hermanos, y mucho más de los pastores. La función del evangelista es capacitar a los santos para la obra evangelizadora.

Queridos hermanos, si los pastores no evangelizamos, no nos hagamos ilusiones, no tendremos una iglesia evangelizadora, menos una iglesia que crezca y se multiplique. Si nosotros mismos no estamos al frente de un movimiento o un programa evangelístico como iglesia, no vamos a llegar a ningún lado. Debemos hacer punta tanto en la evangelización local como en la translocal.

Casi parece ridículo que Pablo le dice a un hombre de la envergadura ministerial de Timoteo: “reaviva el fuego del carisma que recibiste al principio cuando te impuse las manos”. “Timoteo, debes volver a ese fuego del principio”. Pareciera que Timoteo por naturaleza era un joven tímido. Por eso le dice: “Porque Dios no nos ha dado espíritu de timidez, sino de poder, amor y dominio propio. Por lo tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor Jesucristo…”

En el último capítulo hace la misma apelación. Pone a Timoteo ante el cuadro de la eternidad y del inevitable juicio de Dios. Y le dice solemnemente:

1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo…
5 … soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. 6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano…

Y esta era la primera preocupación de Pablo al final de su ministerio al escribirle su última carta. Mientras él vivía, él era el motor y la inspiración para todos. ¿Qué pasará después de su partida? Esta es la razón de su vehemente apelación personal a Timoteo.


II.   LLAMADO A TRANSMITIR FIELMENTE LA PALABRA DE DIOS

Esta es la segunda apelación fuerte de Pablo

1.13-14:
Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en     Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.

La Biblia de Jerusalén, dice: “Ten por norma las palabras sanas que de mí oíste”.
NVI: “…sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste”.
SA: “Ten por modelo las sanas palabras que escuchaste de mí…”
Es decir, le pide a Timoteo que mantenga tal cual las palabras que le ministró el Apóstol a él.

2.2: Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.

2.15: Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse,
que usa bien la palabra de verdad.
RVA: “que traza bien la palabra de verdad”
Otras: “que analiza y expone correctamente…”

3.10: Pero tú has seguido mi doctrina (didaskalía), conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia,
3.14-17:
14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

4.2-4:
2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina (didaké).
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina (didaskalía), sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

4.7: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

En 1ª. Timoteo enfatiza lo mismo:

1.3: Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, (heterodidaskaleo).

4.1: Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;

4.6: Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras (logos) de la fe y de la buena doctrina que has seguido.

4.16: Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina (didaskalía); persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo, y a los que te oyeren.

6.3-5: 3 Si alguno enseña otra cosa (heterodidaskaleo), y no se conforma a las sanas palabras (logos) de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina (didaskalía) que es conforme a la piedad, 4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.

6.14: que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo.

6.20-21:
Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe.

Esta era una de las mayores preocupaciones del apóstol Pablo: Que se retenga
la palabra tal como ha sido revelada por el Señor a los apóstoles. Esto abarca el
Kerigma y la Didaké o Didaskalía. Advierte del peligro de la mezcla. Del peligro de
enseñanzas espurias, que no vienen de Dios. Apela a mantenerse y persistir en lo que
ha sido revelado una vez y par siempre; a no enseñar otra cosa; a ser fiel en la
transmisión de la verdad y de los mandamientos. Impresiona la insistencia, la
reiteración. Hace la advertencia de que vendrían tiempos en que la gente no
querrá escuchar la sana doctrina. El texto de 2 Tim. 4.3-4, en la NVI, dice:
“Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que,
Llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las
novelerías que quieren oír. Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los
mitos”.

Por eso le dice: “Predica la palabra, predica la palabra…” No prediques tus propios
sermones, tus propias ideas, limítate a la palabra de Dios, al evangelio eterno. No
prediques lo que le cae bien a la gente. El falso profeta predica lo que la gente quiere
oír; el verdadero profeta predica lo que Dios quiere decir.

Predica el kerigma, enseña la didaké. A tiempo y fuera de tiempo. Redarguye,
reprende, exhorta, con toda paciencia y doctrina. Si son discípulos te van a oír, van a
obedecer. Si no son discípulos guíalos a la verdadera conversión, a reconocer a
Jesucristo como Señor.

III. LLAMADO A SER ESFORZADO EN EL MINISTERIO

2.1-13:
1 Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
3 Tú, pues, sufre penalidades (kakopatheo=sufre aflicciones) como buen soldado de Jesucristo. 4 Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.
5 Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.
6 El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar (kopiao= trabajar duro) primero.
7 Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.
8 Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, 9 en el cual sufro penalidades (kakopateo), hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa.
10 Por tanto, todo lo soporto (upomeno=sufro) por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.

11 Palabra fiel es esta:
    Si somos muertos con él, también viviremos con él;
12 Si sufrimos (upomeno), también reinaremos con él;
    Si le negáremos, él también nos negará.
13 Si fuéremos infieles, él permanece fiel;
    El no puede negarse a sí mismo.

Este llamado de Pablo, está sintetizado en el primer versículo del cap.2: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”.

Esta apelación, por el texto y el contexto, tiene dos aspectos:
(1) Fortalecernos con el poder de Cristo que por gracia está en nosotros,
(2) Con esa potencia consagrarnos a un ministerio mucho más esforzado.

El verbo “esfuérzate” en griego es “dynamoo”, viene de dynamis=poder. Como diciendo: “Poténciate, fortalécete, vigorízate, en la gracia que es en Cristo Jesús”.
Pero luego habla de esforzarse, sufrir, luchar, trabajar duro.
Trae tres ejemplos: El del soldado, del atleta y del labrador.
Los tres son ejemplos de autodisciplina, esfuerzo, diligencia, sacrificio, sufrimiento, abnegación, trabajo duro, y en el caso del soldado el riesgo de perder la vida o de quedar herido, etc.

Y luego presenta dos modelos de sufrimiento, de trabajo duro, y de sacrificio: Jesucristo y el mismo Pablo que escribe la carta.

JESUCRISTO: EJEMPLO DE SUFRIMIENTO
2.8: Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio.
Timoteo, acordate de Jesucristo… Por amor al mundo, dejó su trono, se hizo hombre, se hizo siervo, se hizo pobre. Consagró su vida enteramente a buscar y salvar a los perdidos. El Evangelio dice que “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando… predicando… sanando…” ¡Todas las ciudades y aldeas! Sin una 4 x 4, sin siquiera un burrito! Y finalmente fue crucificado, previamente escupido, burlado, golpeado, azotado… Dejó la comodidad del cielo, la seguridad del trono, abrazó la cruz, el vituperio, el sufrimiento, la muerte… para salvar a los perdidos.
Timoteo, cuando te sientas cansado, desanimado, con ganas de aflojar, de tirar la toalla, “acordate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos…”

PABLO: EJEMPLO DE SUFRIMIENTO
2. 9-10: “En el cual (en el evangelio) sufro aflicciones, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa. Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos para que ellos obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.

LA RECOMPENSA
2.11-12: Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, viviremos con él; si sufrimos también reinaremos con él”.

HAY DOS CLASES DE SUFRIMIENTOS
(1) Los que nos causan otros.
(2) Los que nosotros abrazamos al trabajar esforzadamente en la obra de Dios.

(1) Los sufrimientos que otros nos causan puede venir de los hermanos o del mundo.
De los hermanos (1.15)
Alejandro (4.14) (¿Habrá sido un hermano?)
Los compañeros lo dejaron solo (4.16-17)
Del mundo: Vituperios, persecuciones, prisiones y hasta muerte.

(2) Los sufrimientos por trabajar esforzadamente en la obra:
Pablo apela más bien a entregarse a este tipo de sufrimientos. La otra no depende de nosotros.

La obra de Dios requiere de nuestra parte trabajo duro, sacrificio, tesón, dedicación, diligencia, oración, planificación, visión, entrega, sufrimiento y perseverancia. No podemos imponer esto a otros, pero si podemos ser modelo de nuestros discípulos y de todo la iglesia.


CONCLUSIÓN:

5 AREAS PRINCIPALES EN LAS QUE DEBEMOS ESFORZARNOS

1. Que la iglesia potencial llegue a ser la iglesia real. 2.10
La iglesia potencial es la iglesia que aun no existe, pero que llegará a ser. Para ello necesitamos evangelizar. (Ver Colosenses 1.24).
- Evangelización natural (en donde cada uno esté: cárcel, escuela, trabajo, barrio, etc.)
- Evangelización local (En la ciudad en la que estamos, en el barrio, en barrios cercanos o lejanos)
- Evangelización translocal

2. Que la iglesia real llegue a ser la iglesia ideal
- Santidad
- Unidad
- Servicio, buenas obras
- Todos obreros
- Todos capacitándose
- Todos consagrados a la misión
- Ser sal y luz en la sociedad

3. Esmerarnos en la capacitación de obreros: 2.2


4. Trabajar en equipo 4.9-12; 4.19-20


5. Planificar la extensión y plantación de iglesias en nuevas localidades, pueblos, ciudades y naciones


Siguiendo el ejemplo de Pablo:
“Morir con las botas puestas”
Comparar 4.7 con 4.13, 21…

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