domingo, 27 de octubre de 2013

Lo que produce el Espíritu en nosotros. C. Lancioni


Mi alma tiene sed de Dios - Al músico principal.
Masquil de los hijos de Coré.

Masquil: dar instrucción.

Sal 42:1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi alma tiene sed de
Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

Alguna vez hemos explicado con mas exactitud esta expresión, el siervo no brama por las aguas, no lo hace porque tiene sed, brama durante su época de celo, los hijos de Core en este salmo están describiendo una escena, El siervo en su época de celo brama aproximadamente 3000 al día, fraccionamos este numero, encontramos que emite un bramido cada dos minutos, un sonido que se logra escuchar a muchos kilómetros, un bramido que expresa necesidad, disconformidad, cierta agonía.

  • Alguno de los hijos de Core al oír este quejido, se sintió identificado: esto es lo que siento por Dios, una necesidad profunda.

Mucho antes del advenimiento de Cristo Jesús, vemos la operación del Espíritu Santo en el corazón de estos hombres santo que al igual que nosotros sintieron un deseo profundo de Dios.

Siempre es Dios, quien produce estos impulsos dentro del corazón.

Fil. 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Produce, gr. Energeo 1756: Efectúa, acciona, produce, trabaja.

Querer: gr. etheleo 2309: deseo, gusto, determinación.

Hacer: 1756 , con el sentido de lograr eficazmente.

  • El alma humana sin el movimiento del Esprito Santo, es terreno desértico, no hay verdor, ni color, ni fragancias, el corazón en un ámbito cerrado, quieto, inerte.
Sal. 42:7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

Una fosa profunda imposible de llenar. Lo profundo solo responde a lo profundo W. Nee

Ef 2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(A) (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,...
  • Ahora hay vida, movimiento interior, aliento, emoción, una voz que nos habla, que consuela, anima, corrige.
Sal 51:6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Damos gracias a Dios por los Salmos, la riqueza de expresiones que albergan, poniendo de manifiesto lo secreto del corazón.

Vamos a detenernos en el salmo mas extenso que es también el capitulo mas largo de toda la Biblia, Salmo 119, hace unas semanas tome el trabajo de reparar en este salmo, trascribiendo cada uno de los 176 versículos con el fin de reflexionar sobre cada expresión.

Los comentaristas bíblicos no se ponen de acuerdo acerca de la autoria de este salmo, alguno lo atribuyen a David, a Ezequías, otros a Esdras, también hay quien señala que no fue Esdras pero si uno de sus discípulos, lo que si podemos ver que mas allá de su nombre el autor fue profundamente espiritual.

Al introducirnos en el salmo vamos encontrar un corazón rendido, una piedad profunda, expresiones muy ricas de devoción y consagración.

Es un salmo sin titulación, yo le pondría: lo que produce el Espíritu Santo.
  • Vamos a mirar lo multicolor de muchas de sus expresiones.
Obediencia – Mt. 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón
1. Bienaventurados los perfectos de camino,
Los que andan en la ley de Jehová.

Celo y comprensión espiritual. Col. 4:12 ...firmes, perfectos y completos en todo...
4 Tú encargaste
Que sean muy guardados tus mandamientos.
5 ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos
Para guardar tus estatutos!

Consagración
9 ¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra.

Hambre de Dios
10 Con todo mi corazón te he buscado;
No me dejes desviarme de tus mandamientos.

Búsqueda de revelación.
18 Abre mis ojos, y miraré
Las maravillas de tu ley.

Depresión piadosa.
20 Quebrantada está mi alma de desear
Tus juicios en todo tiempo.

Búsqueda de espíritu de sabiduría y revelación.
27 Hazme entender el camino de tus mandamientos,
Para que medite en tus maravillas.

Santificación . No améis al mundo...
37 Aparta mis ojos, que no vean la vanidad;
Avívame en tu camino.

Experiencia interior.
41 Venga a mí tu misericordia, OH Jehová;
Tu salvación, conforme a tu dicho.

Testimonio.
119:46 Hablaré de tus testimonios delante de los reyes,
Y no me avergonzaré;

Confianza.
49 Acuérdate de la palabra dada a tu siervo,
En la cual me has hecho esperar.
55 Me acordé en la noche de tu nombre, OH Jehová,
Y guardé tu ley.

Hambre de Dios.
58 Tu presencia supliqué de todo corazón;
Ten misericordia de mí según tu palabra.

Reflexión y arrepentimiento.
59 Consideré mis caminos,
Y volví mis pies a tus testimonios.

Quebrantamiento.
71 Bueno me es haber sido humillado,
Para que aprenda tus estatutos.

Hambre de Dios y deleite en la palabra.
77 Vengan a mí tus misericordias, para que viva,
Porque tu ley es mi delicia.

Salvación y consuelo
81 Desfallece mi alma por tu salvación,
Más espero en tu palabra.
88 Vivifícame conforme a tu misericordia,
Y guardaré los testimonios de tu boca.

Confianza.
Sal. 119:92 Si tu ley no hubiese sido mi delicia,
Ya en mi aflicción hubiera perecido.

Amor por la verdad.
97 ¡OH, cuánto amo yo tu ley!
Todo el día es ella mi meditación.

Alabanza. Heb. 13:15
108 Te ruego, OH Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca,
Y me enseñes tus juicios.

Confianza en Dios y su palabra.
114 Mi escondedero y mi escudo eres tú;
En tu palabra he esperado.

Celo por la voluntad de Dios. Jn. 2:17 el celo de tu casa me consume...
126 Tiempo es de actuar, OH Jehová,
Porque han invalidado tu ley.

Quebrantamiento – Mt. 5:4 Bienaventurados los que lloran...
136 Ríos de agua descendieron de mis ojos,
Porque no guardaban tu ley.

Celo.
139 Mi celo me ha consumido,
Porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.

Humildad. Bienaventurados los pobres en espíritu.
Sal. 119:141 Pequeño soy yo, y desechado,
Más no me he olvidado de tus mandamientos.

Oración ferviente.
145 Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová,
Y guardaré tus estatutos.

Vida espiritual abundante.
154 Defiende mi causa, y redímeme;
Vivifícame con tu palabra.
156 Muchas son tus misericordias, OH Jehová;
Vivifícame conforme a tus juicios.
159 Mira, OH Jehová, que amo tus mandamientos;
Vivifícame conforme a tu misericordia.

Oración ferviente.
169 Llegue mi clamor delante de ti, OH Jehová;
Dame entendimiento conforme a tu palabra.
Sal. 119:170 Llegue mi oración delante de ti;
Líbrame conforme a tu dicho.

¡Que abundancia de expresiones que manifiestan una gran riqueza
espiritual interior!

Si cada uno de nosotros nos miramos en este espejo y evaluamos nuestra espiritualidad seguramente vamos a ver que hay mucho para corregir y aumentar.

Aun en el marco antiguo testamentario encontramos hombres
de tal profundidad de devoción.

Para aumentar la perspectiva de nuestra espiritualidad, tenemos escuchar a Jesús:

Mat 11:11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.

Permítanme expresarlo así: la gracia que se nos concedió a nosotros para vivir el Reino, es mayor que todos los hombres piadosos den antiguo testamento. Juan fue el mayor entre los antiguos, pero el no vio la cruz, la consumación de la redención entre los hombres, ni el derramamiento del Espíritu Santo.

Así también las epístolas de Pablo nos dejan ver la interioridad del pensamiento del apóstol.

El latir de su corazón.
Rom 8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Sus recursos interiores.
Rom 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Más el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

Su experiencia espiritual interior.
2Co 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Su anhelo profundo.
2Co 5:2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

Sus expectativas presentes.
Fil. 1:19 Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, 20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.


La sencillez y profundidad de sus planes.
Fil 1:21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Más si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. 23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;


Su fuente de motivación.
Fil 3:12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 5 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.

Asir: katalambano
Marcos Moraes lo explica así: “La palabra griega usada por Pablo para explicar lo que ocurría en su corazón, al expresar que quería asir aquello para lo cual fue asido es Katalambano, que traducido sería: apoderarse, poseer, incautar algo y hacerlo propio. 
Aquí el apóstol nos está hablando de su anhelo de alcanzar este Propósito. Pablo nos está mostrando su realidad interior. Vemos la fuerte intensidad con que esta realidad habita en su corazón. Pienso que aquí nos está expresando cómo es el corazón de una persona que fue marcada por la revelación de este Propósito. Lo expresa así: No que lo haya alcanzado ya, ni que sea perfecto, sino que prosigo por ver si logro conquistar aquello para lo cual fui conquistado. Jesús me conquistó a mí con este objetivo, y ahora yo quiero conquistarlo a Él.
Es interesante que algunas traducciones usan una palabra más fuerte: Aquello para lo cual fui preso. Es una expresión más intensa que conquistado. Significa que Pablo se consideraba un cautivo, un prisionero del Propósito Eterno de Dios. Para usar una expresión más moderna, diríamos que el apóstol fue poseído por una obsesión.
Pablo era un obsesivo, y aquella obsesión era alcanzar a Cristo, la razón por la cual había sido tomado. Ahora su mente se encontraba esclavizada por esto, y expresa: “Lo que era para mí ganancia, lo estimo por pérdida por amor a Cristo, y aunque no lo he alcanzado, prosigo a la meta.”

Su fuerza motora.
Hch. 20:24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.


Todo esto también quiere producirlo el Espíritu Santo en nuestros corazones.

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