miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Hecho de Crsto 7) Jesús resucitó.


   Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe… Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.  Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos
                                                      (1 Cor. 15:14,20-21)


1- La  resurrección de Cristo: victoria sobre la muerte

  Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. (Hechos 2:24)

  Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?  (1 Corintios 15:54-57)

   Comenzamos a contemplar un hecho sorprendente y a la vez glorioso. Jesús, quien había sido crucificado y luego sepultado, resucita al tercer día. Las mujeres encuentran la tumba abierta... y vacía. Sus discípulos le ven, reconocen su voz. Un Tomás incrédulo es invitado a palpar sus heridas en manos y pies. Lo que vieron no fue un espíritu, no fue una visión o un sueño. Era el mismo Jesús, a quien habían visto morir. Solo que con un nuevo cuerpo. ¡Su tumba está vacía! Existen hoy muchas religiones, pero sus fundadores murieron. Sus seguidores pueden visitar sus tumbas y, tal vez, rendirles honra... ¡¡Pero nosotros adoramos a Uno que vive!! ¡La muerte no pudo retenerlo! Pablo describe en su primera carta a los Corintios (cap.15) la naturaleza nueva de Jesús. Y dice algo más sorprendente aún (vs. 51 a 57): que todos los que esperamos en Él seremos revestidos de su misma gloria ¡Aleluya! Jesucristo es las primicias de los resucitados, porque un día resucitaremos como Él resucitó ¡Gloria a su Nombre!


 2- La resurrección: fundamento de nuestra salvación

  Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
                                                                                                                           (1 Corintios 15:17)

   Nuestra salvación está asegurada por la resurrección de Cristo. Pero ¿en qué sentido se relaciona la salvación con el grandioso hecho de la resurrección? Pablo dice (Rom. 4.25): “el cual fue entregado por nuestras transgresiones, yresucitado para nuestra justificación”Cualquier hombre bienintencionado podría haber muerto en una cruz, en el Imperio Romano, por salvar o ayudar a otros. Pero ¿lo hubiera resucitado Dios? ¡De ninguna manera! Eso significa que la resurrección es como un recibo, como un certificado de garantía que Dios nos da con respecto al sacrificio del Señor Jesús. El Padre ha reconocido la redención de su Hijo. La resurrección testifica que su muerte es apropiada. Sin justificación, Él no podría haber resucitado. ¡Aleluya! Dios reconoce el pago de Jesús por nuestro rescate como adecuado. Por eso Pablo dice que si Jesús no resucitó, nuestra fe es vana y todavía estamos en nuestros pecados.


¡Jesucristo ha resucitado!
¡Nuestra fe tiene sentido!



 3- La resurrección de Cristo:  la vida nueva del discípulo

 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:4)

   Recordemos que antes de la crucifixión, los discípulos se escondieron, temerosos por sus propias vidas. Hasta Pedro llegó a negar que lo conocía. Sólo Juan y las mujeres quedaron a los pies de la cruz. Pero a todos los embargaba un gran desánimo, una profunda tristeza. Aquel por quien habían dejado sus familias y trabajos, estaba muerto. Pedro se vuelve a pescar; otros le siguen. De repente, llega la increíble noticia: “¡Ha resucitado el Señor !”
    A partir de este hecho tremendo, los discípulos se vuelven intrépidos y valientes. Y aunque debían esperar la promesa del Espíritu Santo, algo había cambiado para siempre en sus corazones. Su fe era ahora vivificada y fortalecida. Pablo dice (Col. 2:12) que cuando resucitamos con Él en el bautismo, el poder que opera  en nosotros es el mismo poder de Dios que lo levantó de los muertos.¡Aleluya! Y  tenemos vida nueva ¡Es para creerlo y proclamarlo! El mismo poder de la resurrección de Cristo Jesús nos da vida nueva.




El mismo poder de la resurrección de Cristo Jesús
nos da vida nueva.






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