viernes, 8 de marzo de 2013

Pensamientos de A.W. Tozer



Pensamientos de A. W. Tozer 

Me temo que los cristianos modernos somos de hablar mucho y de poco actuar. Usamos el lenguaje del poder, pero nuestras acciones demuestran debilidad.
Un ministro ineficaz, semi-muerto, es una propaganda mejor para el infierno que un buen hombre muerto.
Existe un verdadero peligro en los esfuerzos de algunos de sustituir la vida por la organización, de tal manera que mientras que tienen un nombre para vivir, están espiritualmente muertos.
No es el cuerpo de verdad lo que ilumina, sino el Espíritu de verdad.
Mi servicio será juzgado por Cristo, no por cuánto haya hecho sino por cuánto más podría haber hecho.
A los ojos de Dios, mis dádivas no se miden por cuánto he dado, sino por cuánto he dejado para mí una vez que aparté mi dádiva.
Santos que no son santos; esa es la tragedia del cristianismo.
Si un hombre trata de poner la fe de Cristo a la par de la opinión humana, o trata de probar que sus enseñanzas están en armonía con esta filosofía o aquella religión, al procurar defender a Cristo en realidad lo está rechazando.
Debemos odiar el pecado en nosotros mismos y en todos los hombres, pero jamás debemos subestimar al hombre en el que se encuentra el pecado.
Buscar a Dios en las inspiradas Escrituras dejando de lado su propia revelación, es no sólo fútil sino peligroso.
Permanece cerca de Jesús, ¡y todos los lobos del mundo no podrán dañarte!
La verdadera adoración busca la unión con el ser amado, y es un esfuerzo activo para salvar la distancia entre el corazón y Dios a quien adoramos.
Cuando encuentro a alguien que se halla muy cómodo en este mundo y en su sistema, me siento obligado a dudar de si alguna vez ha nacido verdaderamente de nuevo. En verdad, todos los cristianos que conozco que hacen algo para Dios son aquellos que no están acordes a su época, que no están en concordancia con su generación.
Yo no creo que ningún bien duradero pueda provenir de actividades religiosas que no echen sus raíces en esta cualidad de la criatura: el temor. El animal que está dentro de nosotros es muy fuerte y seguro de sí mismo. Hasta que no haya sido vencido, Dios no se revelará a los ojos de nuestra fe.
El Espíritu Santo no es un lujo que pretende crear cristianos de lujo, como la portada con letras doradas y cubiertas de cuero hace que un libro sea de lujo. El Espíritu es una necesidad imperativa. Sólo el Espíritu eterno puede realizar obras eternas.
Existe el arte de olvidar, y cada cristiano debería hacerse diestro en esto. Olvidar las cosas que quedan atrás es una necesidad positiva si es que vamos a convertirnos en algo más que bebés en Cristo.
Algo grato en la relación con nuestro Padre celestial es descubrir que nos ama por lo que somos, y que valora nuestro amor más que muchas galaxias de nuevos mundos.
Hoy, como en todos los siglos, los verdaderos cristianos son un enigma para el mundo, una espina en la carne de Adán, un enigma para los ángeles, el deleite de Dios y la habitación del Espíritu Santo.
Los padres de la iglesia escribieron diciendo que si un hombre siente que está ocupando algún lugar en el reino de Dios, eso es orgullo, y hasta que eso muera, en realidad no ocupa ningún lugar.
El hombre que está seriamente convencido de que merece ir al infierno, posiblemente no vaya allí, mientras que el hombre que está seguro de que merece el cielo, con toda seguridad nunca entrará en ese bendito lugar.
El científico moderno ha perdido a Dios en medio de las maravillas de este mundo; nosotros los cristianos estamos en verdadero peligro de perder a Dios en medio de las maravillas de su Palabra.
Cualquier avivamiento que venga a una nación y deje a la gente tan enamorada del dinero como antes y tan absorbida por los placeres mundanos, es una trampa y un engaño.
En muchas iglesias el cristianismo ha sido diluido hasta que la solución es tan débil que si fuera veneno no dañaría a nadie, y si fuera medicina no curaría a nadie.
Es dudoso si Dios puede bendecir a un hombre grandemente hasta que Él lo haya herido profundamente.
Un cristiano real es un caso raro, sin duda. Él siente amor supremo hacia Aquel a quien nunca ha visto; habla todos los días familiarmente con alguien a quien no puede ver; espera ir al cielo por la virtud de Otro; se vacía para estar lleno; admite que está errado si puede declararse recto; desciende para levantarse; es más fuerte cuando es más débil; más rico cuando es más pobre y más feliz cuando se siente peor. Muere para poder vivir; abandona para tener; regala para guardar; ve lo invisible; oye lo inaudible.
Fe es ver lo invisible, pero no lo inexistente.
He hallado que Dios es cordial y generoso y en todos los sentidos es fácil vivir con él.
He aquí una prueba para ver si tu misión en la vida terminó: si todavía estás vivo, es que no.
Mi fuego no es grande, pero es real, y puede haber algunos que pueden encender su vela en su llama.
¿Cómo podemos excusar esa pasión por la publicidad tan claramente evidente entre los líderes cristianos? ¿Qué decir sobre la ambición política en los círculos de la iglesia? ¿O sobre la afiebrada palma que se extiende por más y mayores ‘ofrendas de amor’? ¿O sobre el egotismo desvergonzado entre cristianos? ¿Cómo podemos explicar nosotros el burdo hombre de culto que habitualmente levanta a uno y otro líder popular al tamaño de un coloso? ¿Qué decir sobre el obsequioso ‘besamanos’ a hombres adinerados por aquéllos que pretenden ser predicadores legítimos del evangelio? Hay sólo una respuesta a estas preguntas; es simplemente que en estas manifestaciones nosotros vemos el mundo y nada más que el mundo. Ninguna profesión apasionada de amor por ‘las almas’ puede cambiar lo malo en bueno. Éstos son los mismos pecados que crucificó Jesús.
Casi todo lo asociado con el ministerio se puede aprender con una cantidad media de uso inteligente. No es difícil predicar o manejar asuntos de la iglesia o atender una llamada social; las bodas y entierros pueden conducirse fácilmente con un poco ayuda de Emily Post y el Manual del Ministro. Se puede aprender a hacer un sermón tan fácilmente como fabricar zapatos – introducción, conclusión y todo. Y así con todo el trabajo del ministerio como se lleva en la iglesia promedio de hoy. Pero la oración – esa es otra cuestión. Allí Mrs. Post está incapacitada, y el Manual del Ministro no puede ofrecer asistencia. Allí el solitario hombre de Dios debe luchar solo, a veces con ayuno, lágrimas y cansancio indecible. Allí cada hombre debe ser original, porque la verdadera oración no puede imitarse ni puede aprenderse de alguien más.

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