jueves, 28 de marzo de 2013

Coherencia en los últimos tiempos - G. Klainerman




Esto es una palabra para aquellos que nos decimos discípulos. Para aquellos que “la tenemos clara”. Es una palabra para aquellos que repasamos las seis características de un discípulo y decimos que las sabemos.

Nosotros, los discípulos, solemos decir ¡Maranatha!... Decimos que dentro de nosotros arde una esperanza viva y que estamos esperando al Señor. Como Esposa de Jesús nos unimos al Espíritu y decimos ¡Ven Señor Jesús!

La venida del Señor es parte del “Hecho de Cristo”, la consumación de el. Creemos en este trascendental acontecimiento, lo esperamos y aún más, creemos que se dará pronto.

Es así, pero cuando con sinceridad juzgo dentro de mi corazón y cuando con sinceridad miro la marcha de la Iglesia, comienzo a ver y sentir que eso que proclamamos con tanta osadía, en el fondo es algo que no terminamos de creer y por lo tanto no afecta nuestra vida cotidiana (al menos al punto que debería hacerlo).

Preguntas: ¿Creo realmente que el Señor viene pronto? ¿Estoy velando con la prudencia debida ante esto?
Son respuestas que apelan a nuestra sinceridad y debemos procurar de que nuestra respuesta termine siendo un “SI rotundo” si es que esperamos ser verdaderos discípulos.

Amar su venida es una de las claves para que en el presente tengamos una respuesta coherente al llamamiento santo que hemos recibido.

Sin esta santa expectativa no seremos peregrinos en esta tierra, no estaremos consagrados a Dios y a su causa y no arderemos con el fuego que el evangelio nos demanda.
Es el sentido de urgencia lo que nos hace volvernos fervientes. Ej: “Cuando surge una situación de urgencia uno actúa dejando de lados cosas y sacando fuerzas y recursos extraordinarios para solucionar la situación (crédito en el celular)”.

¿Cómo estamos parados frente a esto? El Señor viene pronto ¿Estamos siendo siervos fieles que esperan la venida de su Señor? ¿Estamos velando? ¿O somos siervos infieles que dicen dentro de su corazón (no en público) “Mi Señor tarda en venir”?

Yo cuando pensaba en esto, pensaba también en cuan engañoso es mi corazón. Pienso que para responder esto no hay que mirar “lo que dice mi corazón” sino lo que dicen mis actos.

Debemos mirar como estamos viviendo para evaluar como estamos respondiendo ante aquella esperanza que profesamos.

Hay un pasaje que es el que me hizo pensar en esto. Es un pasaje muy fuerte, al menos para mí. Lo he leído y releído porque a mi carne le molesta. En estos versículos Pablo dice cosas que me son difíciles de digerir y de aceptar. Este pasaje que vamos a mirar me confronta porque no expresa lo que veo que vivamos y hablemos a diario.

1Cor 7.24-31
1Co 7:24  Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.
1Co 7:25  En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
1Co 7:26  Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está.
1Co 7:27  ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte.
1Co 7:28  Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.
1Co 7:29  Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen;
1Co 7:30  y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen;
1Co 7:31  y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.

Es un pasaje, a mí entender, muy fuerte. Es una ampliación práctica del llamado a tomar la cruz. Cuando lo leo con sinceridad y con un corazón de niño “me pega por todos lados”.

Este pasaje propone un cambio en la escala de valores, un cambio en las prioridades y en los énfasis.

Cuando empezamos el tema dijimos que era un tema para charlar con discípulos. Sino somos discípulos no tiene sentido hablar de esto, porque es algo imposible de vivir para alguien que todavía no ama al Señor y ama este mundo.

Lo primero que quiero recalcar de esta porción de las Escrituras es que  hay en ella un “sentido de urgencia”. Todo lo que Pablo está enseñando aquí es porque “la necesidad apremia” (vs.26) y porque “el tiempo es corto” (vs.29).
Si no entendemos esto, no entenderemos y no aceptaremos esta reflexión apostólica.
Hay una urgencia, ¡El Señor viene! Y debemos estar velando procurando ser verdaderos discípulos que hacen verdaderos discípulos. Debemos estar procurando vivir el Propósito de Dios en nuestras vidas, en estos días, para que cuando nuestro Señor venga podamos seguir estando con El por la eternidad.

“Con estos lentes” debemos mirar el pasaje.

¿Qué enseñanzas nos da aquí?

1) (vs.26- 28) El hombre o la mujer hace bien en quedarse como está.
Si estas casado/a no debes soltarte. Si estás libre no procures casarte.
Al mirar estos vs., la parte del casado nos parece obvia, sobre todo para nosotros que defendemos tanto el matrimonio. La parte del soltero ya no nos parece tan obvia ya que el consejo es a quedarse soltero y eso “nos hace corto circuito”.
Estamos acostumbrados a procurar que todos se casen. Hablamos y persuadimos para que así sea pero al mirar estos pasajes vemos que no es lo que Pablo enseña. Lo que hacemos es algo más que traemos del mundo y deberíamos quitarlo si queremos vivir coherentemente bajo ese “sentido urgencia” que nuestra esperanza nos demanda.
Debemos ser claros, “el que se casa no peca”, “si no tienen don de continencia que se casen. Mas vale casarse que estarse quemando” (1Cor 7.9).

Debemos tener cuidado que esto que nombramos, acerca del don de continencia,  no se convierta en una excusa para cambiar el énfasis que el pasaje pone, el cual está en que es mejor quedarse soltero. Eso es lo que deberíamos enseñar.

2) (vs.29) Los casados deben vivir como sino tuviesen esposa.
La cruz no es solo para los solteros sino también para los casados.
Yo creo que así como con los solteros no estamos siendo claros tampoco lo estamos siendo con los casados.
El matrimonio muchas veces termina siendo  una excusa para no estar comprometidos y no ser coherentes con nuestra fe y esperanza (radicalidad del evangelio).

Igualmente debemos tener cuidado al interpretar estas expresiones. Al decir que “el que tiene esposa sea como si no la tuviese” no nos está llamando a que dejemos tirada a nuestra esposa, que la ignoremos y que no velemos por ella. Más adelante nos dice que el “casado tiene cuidado de cómo agradar a su mujer” (vs.33) y además el mismo Pablo nos habla del matrimonio y de los roles claramente en otras cartas, así que tampoco debemos descarrilarnos y decir aquello que la Escritura no dice.

NOTA: ___________________________________________________________ Yo creo que este vs. al igual que los subsiguientes nos hablan de una actitud que debemos tener frente a las personas, a las cosas y a las situaciones. Es un pasaje que expresa un paralelo con  Jesús, cuando nos llama a “aborrecer a las personas cercanas a nosotros”, a “tomar la cruz” y a “perder la vida”.

Pablo no nos está diciendo que “neguemos la realidad como los locos”. No nos está llamando a mentir y decir “No tengo esposa”, cuando la tengo, “no estoy llorando” cuando lo estoy haciendo, “estoy triste” cuando en realidad estoy contento, “no tengo nada” cuando tengo de todo, o “no estoy disfrutando” cuando realmente lo estoy haciendo.
En realidad, debemos entender que Pablo nos está marcando aquí cosas que pueden desviarnos de una “sincera fidelidad a Cristo”.  Cosas de las que nos debemos cuidar. Son cosas que pueden “apagar el fuego que debe arder en nuestro corazón” y son cosas que pueden hacernos anclarnos en este mundo y hacernos vacilar en cuanto a nuestra esperanza gloriosa.
Se nombran aquí una pequeña lista y podríamos decir que este listado distingue áreas en las que debemos estar velando. Estas son:

- la familia (esposa).
- Nuestros sentimientos (llorar, alegrarse).
- Los bienes materiales (comprar).
- Los placeres (disfrutar de este mundo).
___________________________________________________________________

Volviendo al tema del matrimonio, “el que tiene esposa sea como si no la tuviese”,  nos habla de que debemos relegar a un segundo plano todo aquellas añadiduras que el matrimonio nos trae para poder juntos servir al Señor y cumplir la gran comisión.

De ninguna manera creemos que debemos relegar nuestras responsabilidades (roles), pero firmemente deberíamos creer que si tenemos que relegar a un segundo plano las añadiduras del matrimonio y aquí surge el problema.

Si como varón tomo la cruz indefectiblemente mi esposa e hijos tendrán que hacerlo. Si les procuro evitar la cruz a ellos, indefectiblemente me la evitaré a mí.
No debo poner mi preocupación en si me pierdo unas vacaciones, o no logro tener o hacer lo que otros hacen. No puedo afanarme por ser un consumidor más del sistema sino que me debo preocupar por hacer avanzar el Reino de Dios siendo un representante de Jesucristo en el lugar donde estoy.
Debemos tener cuidado con los espinos, para que estos, no nos vuelven infructuosos.

3) (vs.30) La tristeza o la alegría no deben gobernarnos.
Vivimos en una sociedad que se rige por los sentimientos. “Lo que siento, eso es lo que hago”.

A veces situaciones de tristeza nos hacen renegar de nuestra fe y nuestra esperanza. A veces situaciones de alegría, cuando nos va bien, esto, nos hace renegar de nuestra fe y esperanza. No puede ser así.

Cuando transitamos una prueba, cuando estamos tristes por alguna causa no debemos dejar que esto nos desvíe del camino que hemos tomado. Nuestra roca inconmovible es Cristo y en ella debemos estar parados. No hay excusas.

El estar pasando “un buen tiempo”, el haber conseguido o logrado algo, no es una excusa para dejar de militar y ser fieles al Señor.
Debemos tener cuidado que las bendiciones no se conviertan en maldiciones.

4) (vs.30) No dar valor a las posesiones.
Aquí se da por sentado que vamos a comprar, que vamos atener cosas. No se condena aquí el “comprar” sino que se nos demanda una actitud frente a estas cosas.
¿De quien es lo que tienes? ¿Es tuyo o es de Dios? ¿Cuánto valor tienen las cosas para ti? Hay veces que algunos pretenden ser lo que tienen y no es así. Si tienes, debes pasar lo más desapercibido posible. Debemos tener en cuenta que no todos pueden “comprar, poseer” y debemos ser uno con esos hermanos.

Usa las cosas que tienes y has logrado para bendecir a otros. Úsalas para marcar la diferencia en otros y no en tu vida. Que tus cosas sean para bendición de los demás y no tanto para ti (en nosotros actúa la muerte y en vosotros la vida).

5) (vs.31) No dar valor a los placeres de este mundo.
Lo mismo sucede aquí. No se condena por disfrutar pero se nos pide que no sea lo que nos distingue. Recordemos que hay otros hermanos que no pueden disfrutar y ellos “no necesitan verte a ti hacerlo”.
Si quieres y puedes disfrutar hazlo, pero por favor, trata de pasar desapercibido (no necesitamos mostrar en Facebook cuanto disfrutamos la vida).
Hay un mundo que perece, muchos están yendo al infierno e igualmente están disfrutando el presente como si Jesús nunca habría venido y como si nunca habría de volver a venir. Lo último que necesitan estas personas es vernos a nosotros vivir como ellos.

No debería haber algo que nos haga disfrutar más que el hacer la voluntad de Dios y nuestro testimonio debería reflejar eso.

Conclusión
Hermanos, la necesidad apremia y el tiempo es corto. Debemos vivir coherentemente, como la generación de los últimos tiempos. Solo así seremos luminares en el mundo.

Debemos aceptar que “la casa se está prendida fuego”, que estamos en estado de urgencia, que son los últimos tiempos.

Hagamos el duelo y reconozcamos que ya no hay lugar ni tiempo para la gloria  y el desarrollo del viejo hombre.

Si quieres salvar tu vida la perderás pero si pierdes tu vida por causa de Jesús y del evangelio la salvarás.-

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