viernes, 7 de septiembre de 2012

Santidad y vida piadosa 2da. Parte.





Santidad y vida piadosa - SEGUNDA PARTE


Debemos Identificar, reprobar, rechazar y dar testimonio contra las obras del mundo.  
Una vez Jesús dijo a sus hermanos: “El mundo no los odia a Uds., a mí me odia ¿y por que el mundo me odia? Porque doy testimonio contra las obras  que son malas”.
Jesús no huyo del mundo, pero se separó del mundo y dio testimonio contra el mundo.
Muchas veces nuestra comodidad con relación al mundo es porque no damos testimonio contra las obras del mundo, que son malas.
Entonces ¿que haremos, vamos a crear una serie de reglas de comportamientos, de procedimientos, que digan “esto se puede, aquello no se puede, esto si, esto no”, como tantos evangélicos hicieron en tantos años? ¿Y cual fue el resultado de ello? Nada interesante. Yo viví así 30 años, revisiones de leyes externas que no producen santidad
¿Entonces que haremos amados? No vamos a crear reglas ni leyes que Dios no legisló  pero estamos orando para que sobre nosotros haya un Espíritu de temor del Señor. Cuando leemos en Isaías 11.1-3 dice que “sobre el (Jesús) reposaba Espíritu de temor del Señor”. Jesús anduvo sobre la tierra  y sobre el reposaba Espíritu de sabiduría, de conocimiento  pero también Espíritu de temor del Señor.
Nuestra expectativas amados de oración, nuestra oración es que cada uno de nuestros hermanos tenga “Espíritu de temor”. Nuestro deseo es que mires a tu casa, a tu Iglesia y te preguntes ¿En cada alma, hay temor? ¿Temen a Dios? ¿Son separados para El? ¿Viven para Dios?.
Tenemos que preguntarnos en cada circunstancia que enfrentamos ¿Cómo haría Jesús? Esta  semana estaba conversando con un discípulo, un joven muy precioso, querido, y discutíamos sobre comportamientos y yo le dije: “imagina como andaría hoy entre nosotros el joven Jesús de 24 años de edad, la edad que vos tenés. ¿Que haría Jesús? El es tu meta, pensá en esto ¿Cómo haría Jesús en cada situación?.
Y yo me pongo a pensar otra vez algo que ha sido recurrente en mi conciencia hace ya varios años. Pienso así: “nuestra meta es ser igual a Jesús”. La primera vez que oí  acerca de esto, “que Dios quiere que seamos iguales a Jesús”, fue en 1988, era un retiro de pastores, yo  todavía no era pastor. Ahí estaban entre otros Iván Baker.
La primera vez que oí con claridad la exposición del Propósito Eterno de Dios, esto me hizo dar un giro de 180O  en mi cabeza. Empecé a creer “yo tengo que ser como Jesús”. Menos de dos años después estaba reuniéndome con Uds.
Hermanos, yo creí en esto y comencé a predicar “el evangelio del Reino de Dios”. Algunos se convertían y comencé a enseñarles que ellos tenían que ser como Jesús.
Pero pasaron 21 años desde que empecé a verme con Benito y 23 desde que vi a Iván Baker y me comencé a preguntar ¿yo estoy más parecido a Jesús? ¿Como puedo saber? Y busque referencias prácticas, confieso que todavía no verifiqué con estas referencias, pero en mi mente lo quiero hacer.
Entonces, cuando mi esposa piensa en mi, ella me conoce bien, es la que mas conoce mis asuntos, ella conoce todos mis asuntos. Pasado este tiempo ¿será que ella piensa en Jesús cuando ve mi manera de comportarme? ¿Ve en mi una resemblanza de Jesús?. Cuando mis hijos meditan sobre Jesús ¿Ellos piensan en algún momento en Evangevaldo? ¿Se les ocurre que en esa casa hay alguien que es parecido a Jesús? Amados, si no se les ocurre hay un gran problema en mi vida,  porque yo hace 20 años atrás, entendí que Dios quería que yo fuese como Jesús y esto es lo que enseñe, y esto ya no es una cuestión ministerial, es mi meta personal.
Antes que hacer discípulos, debes saber que tu meta es ser como Jesús. Esto define mis decisiones, influencia mis reacciones, orienta mis comportamientos en casa, en el trabajo, en todas mis relaciones ¿Es así en mi vida? ¿O estoy tomado por el ministerio y me olvido que mi ministerio consiste, justamente, en enseñar a las personas a ser como Jesús?
Hay otra referencia que estoy buscando. Hace mas de veinte de años atrás, comenzamos a bautizar a los primeros discípulos. Ya pasaron 20 años, ellos se volvieron mis amigos, ellos frecuentaron mi casa, vivieron crisis mías, familiares, problemas, tribulaciones. Ellos me conocen, entraron en la intimidad de mi casa. Pasaron 20 años ¿estos hermanos me admiran más o me soportan? Ellos me miran y piensan “lo que este muchacho dice es verdad, el esta buscando ser igual a Jesús y yo preciso continuar imitándole a el” ¿o se desencantaron conmigo? ¿Mi vida los desafía?. La vida tuya ¿desafía a tus discípulos? ¿Ellos te miran y son desafiados a parecerse a Cristo? Si no es así, algo esta mal con nosotros y tenemos que parar con este discurso.

Nuestra entrega y consagración es “inmediata”, es una de las cosas interesantes que aprendí aquí. Consagración no es un estado avanzado de madurez. La consagración es una condición para entrar en el Reino de Dios. Sino me consagro a Cristo no pertenezco a Cristo. Sino pertenezco a Cristo no soy salvo.
Pensar en que alguien podría ser salvo sin consagración sería ridículo. “Nuestra salvación es fruto de nuestra consagración”, cambiando un poco las palabras, “nuestra consagración es condición de nuestra salvación”.
La consagración es desde el principio, pero nuestra santificación es creciente. Cuanto más conocemos a Jesús mas santos debemos ser.
Yo conozco más de Cristo hoy, que hace 20 años. Cuanto mas conocemos a El, cuanto mas conocemos la voluntad del Padre que esta en los Cielos, mas posibilidades y condiciones tenemos de obedecerle, de vivir y agradar a su voluntad, porque amados, la capacidad para que seamos obedientes, para que sigamos agradando al Señor ya nos fue dada y es el Espíritu Santo.  
Voy a dar un ejemplo: “yo tengo una nietita de un año y medio. Ella casi no conoce la voluntad de sus padres. De aquí a dos años ella va a conocer mucho más de la voluntad de sus padres  y dentro de 5 años mucho mas todavía. Así, ella va a estar en condiciones de agradar mejor a su papá y a su mamá, o de rebelarse contra ellos. Es hija y debe obedecer, puede obedecer.
Igual sucede con nosotros: “Somos de Dios, podemos obedecer, debemos obedecer”.
A medida que andamos y crecemos conocemos más de la voluntad de Dios y entonces obedecemos mejor.
Pero ¿es así? ¿Ha ocurrido con nosotros esto? ¿Que produjo en nosotros la madurez? ¿Lo mismo que el mundo dice del matrimonio?: “Que cuando el amor madura se enfría”. A este respecto decimos: “No, el amor cuando madura, crece y cuanto mas maduro mejor”.
Ahora, nuestra relación con Dios no es diferente. A veces, vemos en algunos hermanos en los cuales la madurez produjo un fruto raro.
Déjenme ejemplificar con una pregunta ¿Qué hizo la madurez en mí? ¿Me torno más confiado con mi relación con el mundo? ¿O creó en mí un mayor temor de Dios que me hizo apartarme más del mundo?
Si tu  madurez te dejo más cómodo con el mundo estas en un gran problema. Si tu madurez no te aparto del mundo, estas en un gran riesgo.
Jesús estuvo 33 años, se volvió maduro  y se mantuvo lejos del mundo y del pecado.
¿Qué es lo que la madurez produjo en nosotros? Hay otra referencia para de hecho saber si estamos yendo hacia ella o  estamos yendo hacia otro lado.
Después de todos estos años ¿Estás mas conciente de tu maldad o tenés explicaciones para tu maldad?
Amados,  cuanto mas nos acercamos a Dios mas conciencia tomamos que somos perversos, de que somos malos, que nuestro corazón esta mal. Mas tenemos vergüenza de nosotros, mas nos ocurre lo que Pablo dice en Rom 6 “¿En aquel tiempo que resultados tuvisteis? Solamente las cosas de las cuales hoy os avergonzáis”.
Dios es Luz, es perfecto. Cuanto más estoy cerca de El, mas me descubro defectuoso, y ¿Cual es el fruto de esto? Humillación.
Podes medir la madurez de alguien por su capacidad de humillarse. Cuanto más humilde, más maduro. Cuanto mas orgulloso y afirmado en si… hay algo que ocurre, pero con certeza no es Cristo quien esta siendo formado.
Nuestra madurez debe apuntar a distanciarnos del mundo y debe apuntar hacia una actitud de completa humillación y más conciencia de que no servimos para nada.
Tal vez por eso las Escrituras dicen así  refiriéndose a los apóstoles 1Cor 12.28,  “Así los puso Dios en la Iglesia primero apóstoles”. En el funcionamiento de Iglesia, Dios empieza a trabajar primero por medio de los apóstoles para estructurar, para el correcto ordenar, para decir como funcionar. Eso viene por los apóstoles, “los apóstoles en primer lugar”.
1Cor 4.9  dice: “Porque pienso que Dios nos asigno a nosotros los apóstoles, en ultimo lugar, escoria de todos y basura del mundo, dice en portugués”.
Hermanos, la función es la del primer lugar pero la disposición es la de ser basura.
La madurez, es acercarse a Cristo, porque cuanto más cerca de Cristo más humillado, mas vaciado, mas dispuesto a estar por debajo.

Amados, no es solo una cuestión de ser santos para ser salvos, lo que nos comunica Heb 12.14 cuando dice: “Seguid la santidad sin la cual nadie verá a Dios”.
La verdad es que “Debo ser santo porque ya soy salvo”.
Ya fui salvo y ahora voy a ser santo. No es que “me santifiqué y por eso fui salvo”, “fui salvo por la gracia de Jesús, pero ahora soy llamado a ser santo”.
Mantener la santidad es condición para mantenerme salvo. Esto es así aunque tengo que moverme por algo que es mucho mayor que esto.
La motivación el motor para ser santo debe ser: “agradar al Padre”. Y aquí algunos se confunden, confunden aceptación con aprobación.
Voy a dar un ejemplo: Me acuerdo que años atrás, mi hijo que  ahora tiene 17 años, era un discípulo que estaba comenzando sus pasos. Llegó  con 8 años, con un cuadernito  donde la maestra le había puesto “comportamiento 0”. ¿Qué es lo que hice con el? Le grite “¡fuera de mi vista!”. Mas tarde el estaba en mi casa, sabiendo que el iba a dormir en la misma cama como siempre, iba a comer la misma comida que mama había hecho, los mismos abrazos, los mismos besos, la misma aceptación. Mi hijo no sintió que había un  riesgo de perder todo esto porque fue reprobado. Es mi hijo, no corría ningún riesgo de perder mi compromiso de amor y mi responsabilidad hacia el, lo cual permanecía intacto. Eso era parte de mi amor, y el se fue  a dormir tranquilo, sabiendo que era aceptado. El durmió tranquilo pero yo dormí triste porque el no estaba aprobado.
Amados, nuestra aceptación no se juega con cada error que cometemos. No estamos amenazados y expuestos a perder nuestra condición de “hijos de Dios” a cada momento. Pero es necesario que nuestro Padre del cielo nos mire y esté contento con sus hijos amados que quieren agradarlo, que viven para El. Ni siquiera disputan entre si porque quieren la paz con todos porque no son importantes en si mismo porque han entendido que no tienen derecho a reclamar. Aleluya!

Dios nos llamo a su propia Gloria y virtud. Leemos en 1Pe 1.3 donde dice “todo lo que pertenece a la vida y a la piedad nos fue dada por su divino poder”.
Todo, nos fue dado para que podamos caminar y ser conducidos a la vida plena en el Señor y a la piedad. Cuando avanzamos un poco en el texto, vemos que el apóstol exhorta a que por causa de esto, que Dios nos llamo a ser participantes de su propia Gloria y virtud, que Dios nos llamó a hacernos participantes de su Santidad (la Biblia usa esta expresión), por eso mismo, Pedro nos habla que “pongamos la mayor diligencia”. Es como si dijese: “Amados,  Dios los llamo a ser santos como El y por causa de ello Uds. que fueron llamados para su propia Gloria y virtud y tienen todas estas gloriosas promesas, reúnan toda vuestra diligencia y añadan a vuestra fe virtud, a la virtud conocimiento, al conocimiento dominio propio, al dominio propio paciencia, a la paciencia piedad, a la piedad afecto fraternal. Porque si estas cosas están en vosotros, y si abundan (en portugués aumentan), no los van a dejar ociosos, ni sin frutos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”.
La gracia de Dios en nosotros, no nos inmoviliza, no es la gracia Hinduista, donde nos paramos, meditamos, nos concentramos. “La gracia de Dios nos mueve a tomar toda diligencia y todo esfuerzo para aumentar la virtud, conocimiento, perseverancia, dominio propio”. Esto tiene que ir aumentando en nosotros. Dice que de esta forma, nos va a estar garantizada ampliamente la entrada en el Reino de nuestro Señor Jesucristo.

Es importante remarcar que tenemos que tener un ingrediente de gratitud hacia Dios.Sabes que hasta hoy tengo vergüenza de mis pecados de la adolescencia. Me acuerdo de algunas cosas que me avergüenzan ¿como es que llegue  a hacer eso? Algo muy simple a los ojos del mundo, cosas ingenuas, pero me avergüenzo de ellas”.
Sabes una cosa amado, no nos podemos olvidar de la purificación de nuestros pecados del pasado. “El que lanza los pecados al fondo del mar es Dios, yo me tengo que acordar de ellos” y Pedro dice así: “que el que carece de estas cosas”, o sea, estas que citamos recién, dice: “son cortos de vista, ciegos y han olvidado la purificación de sus pecados antiguos”.
Cuando nos olvidamos de esos pecados, perdemos la gratitud a Dios, hasta pensamos que somos santos, que tenemos un derecho adquirido y avanzamos sin aquel ingrediente precioso de gratitud que dice “yo preciso dar mi vida por Jesús”, “yo preciso gastar mi vida por Jesús”.
Pablo dice en 2Cor 5.29 que “se esforzaba para ser agradable en todo al Señor”. Se esforzaba, Pablo lo quería agradar. ¿Que hace la novia enamorada? Quiere agradar al novio.

Dijimos que el tema era santificación y vida piadosa. La piedad exige esfuerzo. Terminamos la primera parte diciendo esto. Ella mide mi disposición de agradar a Dios, exige un esfuerzo deliberado conciente.
Pablo le dice a Timoteo “Ejercítate personalmente en la piedad” 1Tim 4.7. Es una orden apostólica “¡ejercítate en esto!”.
En 2Tim 3.12 Pablo habla de una consecuencia de la piedad, la persecución. El dice “Todo el que quiere vivir piadosamente padecerá persecución”  y esto me incomodó un montón de veces ya, porque no parece que somos perseguidos aquí.
¿Será que no somos perseguidos solamente porque no hay una persecución religiosa o porque no vivimos realmente piadosamente? Hay un hermano llamado Andrés, conocido como el hermano Andrés,  fundador de la Misión llamada “Puertas Abiertas”, un hombre que dedico su vida a llevar las Escrituras a los países llamados  cerrados. Primero los países comunistas y después los países musulmanes. Donde hay persecución de la Iglesia ahí esta para llevar Biblias. Una vez, en una de esas Iglesias clandestinas, en una de las Iglesias dentro de la “Cortina de Hierro”, en el mundo comunista soviético, alguien le pregunto, uno de los pastores le pregunto, hermano Andrés: ¿Cómo es la persecución en su país? Y el es holandés y el dijo: “no, en Holanda no hay persecución, allí no existe persecución religiosa, somos libres de predicar a quien queremos, cuando queremos” Y el hermano dijo: “Hermano Andrés, la Biblia dice que todo aquel que quiera vivir piadosamente en Cristo Jesús, será perseguido ¿Y que hacen Uds. con este versículo?”. Entonces el contaba: “yo ni siquiera sabia donde estaba ese texto”, fui a buscar a la Biblia y dije “hermanos, no hacemos nada” y dijo: “nunca sentí tanta vergüenza”.
Hermanos vivimos muchas situaciones en las que nuestro testimonio puede provocar persecución si vivimos en piedad, si nos resolvemos, si nos determinamos a denunciar y contrariar al mundo.
Evalúa tu vida, nuestra vida cotidiana ¿En cuantas situaciones si contrariáramos al mundo, sufriríamos una reacción? Yo creo que Dios nos empuja para esto.
Va a haber un tiempo donde no va haber posibilidad de mantener paz con el mundo de forma ninguna. No va a ser posible, porque va a haber “santos y va a haber profanos”, embajadores proclamando la reconciliación de ellos con Dios en una batalla constante para rescatar los hombres, pero el mundo va a oponerse de una manera mucho mas vehemente de lo que hoy acontece.

Ahora amados, ninguno de nosotros es suficiente para esto, nadie es suficiente para estas cosas, nadie es capaz. Pero nos fue dado un secreto para vencer: la fe.
1Jn 5.4 dice “esta es la victoria que ha vencido al mundo” ¿Cuál es? “nuestra fe”. Cuando el Señor Jesús llamó a Pablo para predicar el evangelio al mundo, dijo que los que lo escucharían recibirían “la remisión de pecados”. También dice: que “serían santificados por la fe en Mí”, dijo Jesús.
Un día creímos que nuestros pecados fueron crucificados en la cruz, que fuimos perdonados, que somos salvos por la fe en Cristo Jesús. Pero Jesús dice aquí, amados, que la fe en El también nos santifica.
Dice “serán santificados por la fe en Mí”. Si yo recibo con tanta simplicidad que mis pecados fueron perdonados debo también recibir con la misma simplicidad por la fe que yo puedo ser santo, plenamente santo.
La misma gracia, la misma fe que me libertó de la condenación del pecado es la misma gracia, es la misma fe que me libra de la esclavitud y del dominio del pecado y ahora puedo vivir en victoria y santidad todos los días.
Ahora amados, no es automático. Pablo dice así “Yo trabajé más que todos los apóstoles” y pone una coma y dice “no yo, mas la gracia de Dios en mi”.
Fue la gracia de Dios en el, pero fue en el que la gracia operó, fue el quien trabajó, fue el quien se esforzó, fue el quien se fatigó lo mas posible para presentar a todo hombre perfecto en Cristo Jesús.
La gracia de Dios no anula el esfuerzo, al contrario, ella me deja libre del pecado para que yo me pueda esforzar para agradar más y más a Dios.
“La gracia me capacita para esforzarme”. La fe me mueve en esta dirección. La fe me mueve en la dirección de la santificación. Tenemos que ir a esta fuente de “vigilar y orar para no entrar en tentación”. ¡Tenemos que esforzarnos!
Pensemos así: “un pájaro vuela, tiene recursos naturales para volar, operan estos recursos en sus alas, operan leyes aerodinámicas que pueden vencer la ley de gravedad y por eso vuela. Esta lapicera no vuela, se cae, el vaso se cae.
La gravedad no perdona, atrae todo al centro, pero el pájaro vuela, el puede vencer la gravedad”.
Dios nos dice que “podemos vencer al pecado”. No tenemos que estar postrados, caídos, vencidos frente al pecado, podemos tener victoria.
Pero amados, “dejen a un pajarito sin comer y sin beber. Seguirá teniendo las alas, todo su esqueleto permanecerá intacto, continuará teniendo todos los recursos naturales para volar, pero el no va a volar, porque no se alimenta, queda débil
¿Y podemos pensar nosotros, que podríamos andar en victoria sin alimentarnos de Cristo? La gracia, no es una gracia mágica, es una gracia que me capacita para esforzarme y tomar de Cristo cada día.
La gracia me capacita para encerrarme en mi cuarto cada día y buscar al Señor cada día y entrar en las Escrituras cada día, buscar la comunión con los santos cada día, andar en la luz cada día y someterme a mis hermanos cada día”.
Y es así como la gracia va operando, dándome una vida nueva que desafía, que estimula cada día. Así, tengo una nueva conciencia amados, que ánima al día siguiente a ser santo, más santo, mejor que ayer. Vivir cada día en victoria, dormir con buena conciencia en paz con Dios.

El Padre nos aprobó aquel día por su gracia, por la fe en El, pero tenemos que decidir una, dos, tres, docenas de veces durante el día ser agradables a El”.
 Pablo dice “andad en el Espíritu y jamás satisfagáis los deseos de la carne”. Es una receta simple, “anda en el Espíritu”.
En el mismo texto de Gálatas dice también: “si vivimos por el Espíritu, caminemos también en el Espíritu”. Es como si diría: “Uds. tienen el Espíritu, la vida que Uds. tienen es del Espíritu, entonces anden en ella. Rechacen al mundo, rechacen al pecado, vuélvanse a Dios, porque Uds. tienen el Espíritu que da vida”. Esto implica una acción conciente.
Pablo dice en Gálatas 2.20 No soy yo quien vive, Cristo vive en mí”.
Tuvimos una conversación con Iván Baker, para variar nos quedamos encantados con su vida, y en un encuentro de presbiterio aquí, le preguntamos: “Iván, que haces en la practica para ser como sos” y el dijo “no hago nada, solamente es Cristo en mí”. Y yo quedé mirándolo y dije “¿Por qué el Cristo en el es tan santo y el Cristo en mi es tan torcido”.
Era el mismo Cristo, era la misma vida y el asunto era simple: “el se ejercitaba en la piedad cada día”. La gracia en El era operante porque era el quien decidía hacer.
Nosotros ahora somos libres. Caminemos hacia la meta que nos fue dada: “Perfectos como es perfecto nuestro Padre que está en los cielos”.

Mantengamos firmes nuestras conciencia cada día para preservar esa fe. Porque la conciencia limpia guarda la fe. Una conciencia manchada, hace “naufragar en la fe” y la forma de mantener la conciencia limpia es “andar en luz”.
El diablo no está donde hay luz, mantengámonos en la luz, en el temor de Dios, sujetándonos los unos a los otros en el temor de Cristo”.
Vivir así, nos va a ayudar a “levantar los muros” que tanto hemos hablado el año pasado (2010) cuando se usaba la figura de Jerusalén siendo reconstruida por aquellos que vinieron de Babilonia, los exiliados que retornaron a Jerusalén para reconstruirla.
Pero yo encontré algo interesante leyendo el libro de Esdras.
Antes que Nehemías y Esdras llegaran a Jerusalén, un numero de judíos volvieron a Jerusalén, unos 80 años antes que ellos. Un grupo que vino a Jerusalén, ahí estaba Zacarías el profeta, el profeta Hageo entre otros, y está escrito en Esdras, en los primeros capítulos, que la ciudad estaba completamente devastada, completamente destruida. El templo estaba destruido.
Debemos comprender que cuando Nehemías llegó, el templo ya estaba construido. El fue a proteger la ciudad pero el templo ya estaba de pie.
Pero cuando aquellos primeros hombres llegaron no había nada, y ahí en Esdras 3.3 hay un texto interesante que dice así “a pesar del miedo que sentían a los pueblos vecinos colocaron el altar sobre su base y ofrecieron sobre el holocausto, el holocausto de la mañana y de la tarde”.
Esos hombres entendieron que la cosa mas importante que había que hacer era reconstruir el altar ¿Para que queremos muros, sino tenemos la Gloria del Señor adentro para ser preservada en nosotros?
 Los muros protegen alguna cosa ¿Que es aquello que los muros quieren proteger? Lo más precioso que nos fue dado y aquellos hermanos entendieron que lo que primero tenían que hacer era construir el altar.
 No había templo, no había muro, todo destruido. Los pueblos de otras tierras atacaban,  pero ellos ofrecían sacrificios por la mañana y por la tarde.
“Nosotros podemos amados, separar tiempo para dedicarnos a esta adoración, adorar a Dios, contemplar a Dios, meditar en El, alimentarnos de El. No vamos a avanzar sino”. Toda doctrina, toda enseñanza, todos los conceptos, todos los principios, no nos harán parecidos a Jesús sino paramos a adorarlo cada día, no de semana en semana, cada día.
No tenemos nosotros más dificultades que las que tenían estos judíos en aquel día para levantar el altar. No hay excusas.
Dios dijo así a Abraham “anda e mi presencia y se perfecto”, no dijo “se perfecto y anda en mi presencia”. Es como si dijese: “Anda conmigo Abraham y serás perfecto”.

Andar con el Señor, andar en su presencia. Fuimos llamados para ser santos e irreprensibles delante de El. Andar en el Espíritu, vigilantes en oración, temiendo a Dios, apartándonos del pecado.                                                                         
   
                                                                                                                                                        

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.